"Que mañana, cueste lo que cueste, que mañana tenemos que ganar". Los huéspedes del hotel Palace Bridge, curiosos,  no saben a quién mirar. Tienen, apenas a unos metros, a los jugadores de la Selección argentina, pero el verdadero show está afuera, sobre la calle, donde unos 400 hinchas alientan y reciben al plantel que dirige Jorge Sampaoli.

Son 400 personas que cantan y saltan, que gritan al ver bajar del micro a sus ídolos. Y que se hacen escuchar más fuerte cuando el que se asoma es Lionel Messi. Ahí, en ese instante, se olvidan de Nigeria, del Mundial, de todo. Y mientras le dan fuerza al 10, empiezan a insultar a los periodistas.

"Oh, oh, oh, oh, hay que alentar a la Selección... Hay que alentarla hasta la muerte... Y no me importa lo que digan esos putos periodistas, la puta que los parió, oh oh, oh oh..." El grito empieza tímido, pero rápidamente empieza a crecer. Es claro que la gente necesita culpables. Y elige a los mismos que señaló Claudio Tapia, el presidente de la AFA, quien el último domingo marcó a los medios como los responsables de los datos, rumores e infidencias que salieron... ¡desde el mismo búnker argentino!

El operativo de seguridad impide que pase de ahí. También el sentido común. En cuestión de segundos, vuelven los aplausos y los gritos para los jugadores. "Aferrados a tu ilusión", se lee en una de las muchas banderas que trajeron los hinchas. Y tiene dibujado el rostro de Messi. También hay otra con la Copa del Mundo y la leyenda: "Sos un sueño para mí".

Aparecen Nery Pumpido, Ricardo Giusti, Checho Batista y Oscar Garré, campeones del mundo en México 86, que vinieron a Rusia invitados por la AFA y les piden que hablen con los jugadores actuales. El clima ya es otro.

Hay preocupación por lo que pasó ante Islandia y Nigeria, sí. Pero también hay ilusión por ver a otra Selección, este martes, ante Nigeria. Hay ganas de hacerse sentir. Por eso, cuando esos mismo periodistas se acercan, ya es otra historia. Todos los hinchas quieren contar desde dónde llegaron, relatar cómo hicieron para arribar a San Petersburgo desde Tierra del Fuego, Córdoba o el porteño barrio de Saavedra, explicar que lo más importante es que la Selección reaccione y siga de pie en el Mundial. Ni más ni menos. 

Fuente: Clarín