En cinco minutos dio vuelta la historia y con eso le alcanzó. Tuvo que esperar hasta los 31 minutos del complemento para gritar el merecido empate que llegó tras un rebote capitalizado por Riaño. Y apenas cuatro minutos después el mismo Riaño -que reemplazó a Penco y entró encendido por completo- le dio fuerte y la mandó otra vez al fondo. Ahí, Unión se volvió loco protestando una decisión arbitral y se quedó con dos jugadores menos por expulsión. Por eso el moño que le puso al tablero Landa con su cabezazo ya no asombró. San Martín le ganó 3-1 a Unión de Santa Fe y sigue vivo. Sigue soñando con salvarse del descenso.
Inclusive ha superado, al menos por el momento a Independiente en el promedio. Anoche ganó un partido con olor a final. Y lo hizo con el alma. Con el corazón. Por momento también con un buen fútbol. Pero apelando a los primeros adjetivos porque la mano venía mal desde el primer tiempo.
Es que después de un buen inicio (tuvo varias aproximaciones pero la mejor fue un pelotazo en el palo del ecuatoriano Bolaños), San Martín se fue quedando. En realidad, Unión, con despliegue lo asfixió y tomó la posesión de la pelota. En un interín de 10’, la visita mostró los dientes un par de veces, hasta que a los 18’ Cosaro la empujó al gol tras centro de Franzoia, que no encontró resistencia en Alvarez para que lo hiciera.
El local, sorprendido, tomó otra vez la iniciativa y Unión, por lógico, empezó a armarse con más gente atrás. Se fue el primer tiempo con los nervios Verdinegros. Con protestas hacia el árbitro Ceballos infundadas porque tuvo una labor correctísima. Y por ciertos egoísmos en la definición, en especial por parte de Penco.
Y en el complemento todo siguió parecido. San Martín iba por todos lados. Con el corazón. El DT Forestello ensayó cambios y la pegó como nunca. Porque en uno de ellos mandó a Riaño por Penco y el rubio cordobés, en cinco minutos, dio vuelta la historia con dos goles suyos. El segundo muy protestado por los visitante por entender que hubo una infracción anterior al nacimiento de la jugada. Hubo un parate por la furia de los hinchas visitantes y después el Verdinegro lo cerró con un gran cabezazo de Landa.
