Dos años son poco y mucho a la vez. Para el pueblo de Arbol Verde fue sufrir y sufrir. Esperar con humildad y sacrificio el momento de la vuelta, del ansiado regreso a Primera. Y así fue, porque con la categoría de los que saben lo que quieren, el Arbolino certificó su ascenso anticipado goleando 6-4 a Los Pumas.

La vuelta anticipada a la A empezó a tomar forma antes de los 10’ cuando el defensor Bueno se equivocó en un centro y obligó a la sanción del penal por parte del árbitro Guerra. Julio Gutiérrez, uno de los referentes del Arbolino, ejecutó sin piedad para abrir el camino a Primera. Todo fue del local a partir de ese instante y a los 20’ Emmanuel Bravo definió con enorme clase para poner el 2-0. Parecía un tramite pero los pibes de Los Pumas se agrandaron. Salieron a jugar y descontaron con Amaya para ponerle suspenso al tema. Pero claro, la potencia ofensiva de Arbol Verde no sabe de miramientos y le tocó a López estirar la cuenta a 3-1 con un gran remate. Fue de tome y traiga porque otra vez descontaron Los Pumas a través de Lara poniendo el 2-3 parcial más que emotivo. Aunque cuando iban 35’ apareció la categoría de Luján para poner el 4-2 con un tiro libre milimétrico que dejó sin chances a Nuñez. Parecía todo liquidado tras ese intenso primer tiempo.

En el complemento, Los Pumas no quisieron ser solamente invitados a la fiesta de Arbol Verde porque con goles de Celán y de González, a los 29’ de ese complemento pusieron el 4-4 sorprendente que no alcanzó para silenciar la cancha del Cabot pero llegó de suspenso la tarde.

Había sed de gloria. Se notaba y a los 34’ otra vez Julio Gutiérrez pondría arriba al Verdolaga con un penal tras una infracción a Galván. Para sellarlo, tuvo la chance Paulo Oballes, la sangre nueva del campeón, que en una electrizante corrida estableció el 6-4 decisivo y lapidario para desde ahí darle rienda suelta a toda la euforia contenida de un barrio, de un pueblo, que lleva sangre verde y siente el fútbol como pocos.

Fue el desahogo de dos años de amargura, de ansiedad, de ilusiones rotas. Fue el premio al trabajo silencioso de muchos anónimos que decidieron poner de pie nuevamente al mítico Arbol Verde. Ese que alguna vez supo de jugar finales en Primera, de jugar Torneos del Interior.

Arbol Verde volvió a primera y es absoluta justicia. En una temporada de 26 fechas, ascendió faltando dos por jugar con un registro demoledor desde las estadísticas: lleva jugados 24, ganó 19, empató 4 y perdió solamente uno. Era la fiesta que se merecía. La gran celebración de un club humilde al que varios discriminaron pero que siente el fútbol como pocos y sigue soñando en que puede hacer lo que se proponga.