Sumar siempre sirve pero la forma en la que se suma es la que a veces suma o resta. Aunque suene un juego de palabras, eso le pasó a San Martín en el crucial y esperado clásico contra Godoy Cruz porque parecía que lo ganaba, que esos 10’ que le restaban para dar el golpe iban a pasar sin sobresaltos pero de pronto se quedó con gusto a fósforo porque el Tomba se encontró con un empate cuando menos lo merecía. Fue 2-2 con sabor agridulce para el presente del conjunto sanjuanino que sigue sin poder engordar su promedio, pero que demostró que no está demasiado lejos desde lo futbolístico de los equipos que marcan el paso en este Apertura. Desde lo estadístico, el punto del empate en el clásico es agrio. Condena y duele en los promedios pero desde lo futbolístico, el punto suma, agrada, endulza porque San Martín jugó tal vez el mejor partido desde que está de vuelta en Primera División. Siempre estuvo arriba en el marcador, siempre fue dueño de la situación. Eso no es poco más allá del resultado final que amargó a todos los miles de sanjuaninos que coparon el sector Norte del Malvinas Argentinas.

De entrada, el efecto sorpresa fue sanjuanino y antes del minuto de juego, Penco estuvo a millimetros del primer gol cuando no alcanzó a conectar un centro de Poggi. Fue un aviso. San Martín iba a salir a buscarlo a Godoy Cruz y así lo hizo. El Tomba le respondió con una media vuelta de Ramírez pero San Martín era más y a los 13’ Caprari probó de media distancia. El Verdinegro se había adueñado de la pelota. Y en ese ir para adelante cometió un par de errores que casi le cuestan un dolor de cabeza después de dos pelotas que perdieron Cantero primero y luego, Alvarez.

Parecía que el primer tiempo se iba sin la ventaja que San Martín había merecido, pero a los 44’ llegó su premio. La guapeó Saavedra, lo habilitó a Mas y el centro de Emma fue exacto para que Penco cabecera al gol y desatara el delirio. Un golpe de efecto. Un sacudón que podía derrumbar a Godoy Cruz.

En el complemento, Da Silva arriesgó todo. Se defendió con tres y mandó a la cancha a Castillón. Llegó el minuto 3, le hicieron foul a Ramírez y de un tiro libre que rebotó y quedó corto, el goleador metió un derechazo infernal para igualar el marcador. Demasiado rápido Godoy Cruz había resuelto el tema. Era volver a empezar y San Martín se decidió a ir a buscarlo nuevamente. A los 6’ Torrico salió jugando con Nico Sánchez y el ex River quiso girar, lo apuró Saavedra y el tucumano le ganó para quedar mano a mano con el arquero mendocino y puso el 2-1 para congelar el estadio.

Desde ese momento, todo fue de San Martín porque Godoy Cruz fue sin sentido y a los pelotazos. El verdinegro se defendía bien y sin complicaciones hasta que llegaron las lesiones de Grabinski y de Saavedra para que se viniera abajo todo. Castillón ganó por la derecha y Ramírez, en el peor momento del local, se encontró con el empate que castigaba a San Martín exageradamente.

No hubo tiempo para más. San Martín, en su mejor momento del partido, pagó caro un error y se quedó masticando bronca por un triunfo que parecía suyo y se le fue. Godoy Cruz, festejó hasta quedarse ronco un empate que no lo mereció.