Miles de hinchas argentinos y cientos de chicos sudafricanos convirtieron en una verdadera fiesta el primer entrenamiento de la selección argentina abierto al público en el estadio principal de la Universidad de Pretoria. Después de varios días de espera, la ansiedad llevó a que muchos hinchas llegaran al entrenamiento más de dos horas antes de que comenzara la práctica, lo que contribuyó a que se creara un ambiente festivo, de fraternidad y mucha emoción antes de que los dirigidos de Maradona hicieron su aparición.

Banderas argentinas de representantes de todo el país, como Santa Fe, Córdoba o San Juan, colgaban en las tribunas que fueron colmadas por casi 5.000 hinchas con camisetas celestes y blancas. Además, a la fiel hinchada nacional se sumaron cientos de niños y jóvenes sudafricanos, quienes no sólo aportaron sus tradicionales "vuvuzelas", sino que aprendieron muchos de los ya tradicionales cánticos de apoyo a la selección. "Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, y de la mano, de Maradona, toda la vuelta vamos a dar", coreaban miles de personas.

La fiesta no hacía más que comenzar y la multitud ya trasmitía alegría y esperanza: "volveremos, volveremos, volveremos otra vez, volveremos a hacer campeones, como en el 86", se animaban a cantar los argentinos. Pero el momento de mayor euforia llegó cuando los jugadores de la selección hicieron su aparición. Gritos y aplausos se llevó primero Martín Demichelis, mientras una ovación recibió al mejor jugador del mundo, Leonel Messi, y a Carlitos Tevez.

Los chicos sudafricanos, que se derriten cuando escuchan el nombre del crack del Barcelona, no paraban de gritar: "Messi, Messi, Messi". La Pulga saludó con la mano a los hinchas y rápidamente se dirigió al terreno de juego.

Ahí hizo su entrada Diego Maradona, quien provocó un gran explosión en la gente, que clamaba "Maradooo, Maradooo; y íOlé, olé, olé, olé, Diego, Diegoooo". Ante tal tributo, el técnico de la selección se giró y tiró un beso a la hinchada, que volvió a estallar de emoción.

En este clima, la selección comenzó a entrar en calor y hacer los primeros movimiento. La gente, aunque observaba con atención, seguía cantando. A esta altura, argentinos y sudafricanos ya eran como hermanos.

La cantidad de gente que se acercó a la Universidad de Pretoria para ver de cerca de la selección superó todas las expectativas, lo que provocó que muchos de los invitados de la Embajada tuvieran problemas para entrar debido al aforo.

No obstante, después de insistir la mayoría lograron ingresar, como Luciano, Ezequiel y Diego, tres amigos llegados desde Buenos Aires.

"Nos lo hicieron muy complicado pero logramos entrar. Valió la pena", señaló Luciano. "El mejor gol fue el de Milito", opinó, al tiempo que dio toda su confianza a Leo Messi, quien "ahora no tiene que demostrar nada, sino el próximo sábado, cuando Argentina debute contra Nigeria en el Mundial".