Alemania Federal fue la sede del Mundial de 1974. Fue un torneo en el que se destacó el espectacular fútbol de la por entonces llamada "Naranja mecánica" de Holanda, liderada por Johan Cruyff. Los holandeses desplegaron una estrategia en la que todos los jugadores defendían y atacaban. Algo innovador en aquella época y que les sirvió para plantarse en la finalísima del Mundial. Pese a su fútbol, la selección anfitriona fue la que se llevó el título mundialista. Mientras que la Argentina tuvo una actuación deslucida pese a sus grandes jugadores y quedó eliminada en segunda ronda, al cruzarse en la segunda rueda con Brasil (1-2), Holanda (0-4) y Alemania Oriental (1-1).

El fútbol total de Holanda cautivó a todo el mundo en el Mundial de Alemania 1974 pero, como ya ocurriese con la Hungría de Puskas en Suiza 1954, el fútbol pragmático y contundente de los alemanes acabó haciendo trizas el fútbol maravilla de Holanda, que llevaba desde 1938 sin jugar un Mundial.

El juego que desplegaron los Cruyff, Neeskens, Rep, Rensenbrink… marcó un antes y un después en el fútbol. Atacaban todos, defendían todos, hacerles un gol costaba un mundo.

"Holanda no tenía un sistema de juego. Tenía varios y los aplicaba según las necesidades del partido. Nos importaba saber cómo jugaba el adversario, sus puntos fuertes y sus flancos débiles. Pero sobre todo nos interesaba saber qué éramos capaces de hacer", así definía Cruyff el espectacular juego de Holanda durante el Mundial.

En el duelo decisivo, Holanda pegó primero en la finalísima disputada en el estadio Olímpico de Múnich, pero los alemanes no tiraron la toalla y gracias a los goles de Breitner y Müller antes del descanso lograron dar la vuelta al luminoso. Así, Alemania Federal se llevó el Trofeo de la Copa Mundial de la FIFA, que sustituía a la anterior estatuilla Jules Rimet.