La resolución fue inesperada. En realidad la selección femenina argentina de vóleibol, Las Panteras, ya tenía asegurada la clasificación al Mundial Italia 2014 porque había ganado los dos primeros sets y ya era inalcanzable por Perú en la tabla de posiciones. Ganaban las Panteras el tercer parcial por 12-9 tras una pelota que la armadora albiceleste Yael Castiglione pasó al otro lado de la red cuando se esperaba que asistiera a una compañera. Pero la ’avivada’ de Castiglione fue la gota que rebalsó el vaso del entrenador de Perú, Jin Hong Sung, quien exigió a sus jugadoras que se retiraran de la cancha, mientras reclamaba que Castiglione había cometido la infracción de pasar su mano a campo rival. Fueron pasando los segundos y el desconcierto era generalizado. El estadio completo mirando al entrenador peruano, que se quedó parado mirando hacia el techo del Cantoni sanjuanino.
No se veía un cambio de actitud del entrenador y la dupla arbitral decidió dar por ganado el partido a Argentina. y entonces sí, llegó el desahogo. Se abrazaron las jugadoras argentinas y empezaron a festejar el objetivo que habían alcanzado: disputar el Mundial del año que viene, luego de 12 años de la última participación albiceleste en un torneo ecuménico.
Rondas de saltos y las primeras lágrimas en la capitana, Yammila Nizetich, la opuesto Lucía Fresco y la líbero Lucía Gaido.
Antes de la fiesta protocolar de premiación, el entrenador Guillermo Orduna fue bañado con agua mineral y los familiares de las jugadoras se abrazaban con las protagonistas.
Aparecieron las jugadoras de Perú para el acto formal y se vio un cruce de palabras entre algunas jugadoras de ambos equipos, demostrando que la ’pica’ entre estas selecciones no es algo nuevo, aunque la decisión del entrenador peruano extrañó a todos los que estuvieron en el Cantoni.
Para llegar a la ansiada clasificación, Argentina demostró amplia superioridad en el juego. Con la presión de su saque y la resistencia en el bloqueo fue edificando un triunfo inobjetable.
En el primer set se fue escapando hasta conseguir un cómodo 21-13, que relativamente le costó cerrar en 25-20. Una historia similar sucedió en el segundo set. Argentina vencía 23-15 y el aliento atronó en las tribunas. Hasta que llegó la clasificación en el 25-19, luego la deserción peruana y por último la fiesta albiceleste.