La vida del jugador no es sencilla, más aún cuando las cosas no andan bien. Al principio, cuando la crisis futbolística azotó a Desamparados, no era tan querido por la gente, pero el volante Hernán Lamberti, que es un apasionado por los tatuajes, mostró que no se equivocaron en contratar sus servicios. Hoy, en la nueva vida de Sportivo, Lamberti es uno de los pilares del equipo. A tal punto que el domingo fue la figura indiscutible en el empate ante Talleres.
"Este fue mi mejor partido en Sportivo. Pero me fui mal, porque sentí que lo ganábamos. Entramos dormidos, pero en el segundo tiempo fue todo de nosotros, jugamos muy bien al fútbol, pero nos sigue faltando un poco más de suerte", a la vez agregó que en este torneo "es difícil que clasifiquemos. Tenemos tratar de sumar y terminar lo más arriba posible para que este torneo nos sirva de experiencia y pensar en mejorar en el otro", dijo al respecto.
Al volante le encantan los tatuajes. En su mano izquierda tiene tatuado el nombre de su esposa Yanina y en la derecha el de su hija Valentina. En la pierna tiene dos más y en la oreja izquierda dos aritos, uno dorado y el otro plateado. "Estos aritos son mi cábala, pero tatuajes ya no me hago más. Si mi señora me ve otro me mata, aunque me gustaría hacerme el último, cuando tenga un hijo varón", señaló Hernán, que cuando salió de la secundaria estudió un año de periodismo deportivo, pero dejó por la gran pasión que tiene por el fútbol.
"Me fascina el deporte, sobre todo el fútbol. Estudié un año de periodismo deportivo, andaba bien, pero dejé porque me dediqué a jugar al fútbol", contó la figura de Desamparados.
El volante de 25 años analizó los momentos malos que le tocó vivir en un comienzo y el cambio que hubo después de la ida del técnico, Jorge Vásquez.
"Con Vázquez el equipo no se encontraba, porque lo cambiaba mucho, no mantenía una base. En cambio cuando llegó Recúpero primero encontramos tranquilidad y mantuvo una base para jugar", sostuvo el jugador de Buenos Aires, quien agregó que los problemas institucionales también "afectaron mucho, porque a veces en las concentraciones faltaban cosas y no había ningún dirigente, eso hoy no pasa", concluyó Hernán Lamberti, una figura marcada.