28 de abril del 1982. 21.30 la hora señalada. El escenario, el estadio abierto del Parque de Mayo, repleto con más de 10.500 almas dispuestas a ver en acción los que muchos consideran el mejor plantel de una selección Argentina y que 40 días después afrontó el Mundial en España. El contexto extrafutbolístico se mezcló en esa noche cálida: la guerra de Malvinas estalló el 2 de abril y por eso antes de empezar el encuentro en la popular se quemó una bandera inglesa, algo que se festejó más que un gol. Esa jornada tiene aristas históricas para San Juan pues es hasta el momento la última vez que el combinado Mayor pisó la provincia. El rival de ocasión fue un seleccionado cuyano (jugadores sanjuaninos y mendocinos) al que Maradona, Kempes, Passarella, entre otros, golearon 9-1. A seis días que Diego vuelva a la provincia para medirse, en su condición de entrenador, ante Costa Rica en cancha de San Martín, un repaso por aquella jornada histórica a través del recuerdo de cuatro protagonistas. Así Aldo Rodríguez, Mario Soto, Oscar Fornari y José Bravo reconstruyeron anécdotas de lo que ellos calificaron uno de los momentos inolvidables de sus carreras.

"Ellos se habían puesto en ventaja con un gol de Farías en contra. Y a los 11 minutos agarré una pelota en mitad de cancha, corrí unos quince metros y le metí el derechazo. Entró en el ángulo del arco de Fillol. Ni yo lo podía creer. Fue el 1-1 y después nos pasaron por arriba jugando a media máquina", rememoró Rodríguez, autor del único tanto local y que por entonces con 22 años jugaba en Alianza. La leyenda cuenta que a Maradona, por contrato, en los partidos que jugaba en el interior no se lo podía marcar y el actual DT de 9 de Julio lo ratificó: "Nos dijeron que lo dejáramos jugar tranquilo. Pero el Sordo Vicente Vega le pegó un planchazo terrible en el primer tiempo. Diego se levantó y lo reputeó, pensó que el Sordo se le iba a asustar. "La próxima te la pongo en la cabeza", le contestó a Diego, que no lo podía creer", subrayó.

El entrenador de la selección Cuyana era Alfredo Tripa Cortez, quien entre sus citados eligió a José Bravo, de 23 años y que estaba en Peñarol. "El día anterior a que Cortez diera la lista me saqué el codo derecho jugando contra Desamparados. De la cancha me llevaron a enyesar y el médico me dijo que recién podía volver a jugar en quince días. Cuando Cortez me llama y me dice que quería que estuviera ante la selección, ni le conté lo que había pasado. Agarré un poco de agua, un cuchillo y adiós yeso. Fui a entrenar esa noche y al otro día me di el gusto de jugar con Diego y todos esos fenómenos. No me lo iba a perder ni loco a ese momento", exclamó el ex zaguero quien tuvo entre otras misiones marcar a Passarella en las pelotas detenidas: "Cortez me decía que saltara. Le respondía que saltaba, pero Daniel era un animal y como se elevaba tanto me apoyaba sus piernas en las mías y no podía despegar más del suelo".

Uno que tuvo el privilegio de ser compañero de Kempes y Fillol, pero en la previa del Mundial de Alemania 1974, fue Oscar Fornari, uno de los refuerzos para la selección Cuyana y que por entonces jugaba en Independiente Medellín de Colombia. "¿Nos hicieron nueve, no? La verdad que perdimos la cuenta esa noche. Era algo lindo enfrentar a semejante jugadores, pero lo mejor fue la forma en que nos trataron a todos. De igual a igual. Sacándose fotos con quién les pidiera", acotó el ex delantero.

Otro que tiene grabado en su memoria aquel encuentro es Mario Soto, quien precisó que "no me olvido más la emoción de la gente por ver a esas figuras de cerca. También recuerdo lo fuerte que resultó para todos cuando la gente quemó en una tribuna la bandera de Inglaterra. A ese partido lo considero como uno de los más importantes de mi vida".

Pasaron 28 para que otra vez la selección Mayor llegue a San Juan. A la distancia y pese al paso del tiempo, los últimos privilegiados recordaron esa noche imposible de olvidar.