Ya antes de la ‘final’ que era para San Martín cruzarse con Independiente, los fríos números marcaban que el Verdinegro aunque ganara todos los partidos que le quedaban no dependía de si para salvarse. Ahora, con la chance de sumar tres puntos menos en la recta final de la temporada, la situación se complicó todavía más, aunque no resulta lo más crítico pensando en la salvación. Lo que más complica el futuro del equipo de Darío Forestello pasa por la situación anímica de los futbolistas tras semejante golpe. La forma en que se dio este tropezón, el tercero en el mandato del Yagui, también es otro punto importante a tener en cuenta para lo que se vendrá.

Si bien es cierto que el partido de ayer no definía nada desde lo numérico, pues de hecho ninguno salía del descenso pese a un triunfo, sí marcaba a fuego el ánimo de cada equipo. A priori, era eliminar a un rival directo y pensar en alcanzar a Quilmes o Argentinos. En las declaraciones post 1-2 ante el Rojo, ningún player de San Martín habló de cuánto se escapó de la permanencia ayer en el Libertadores de América. Sí hubo grandes dosis de autocrítica al asumir que “se regaló el primer tiempo”, el momento del partido donde se definió el score final. Esa superioridad del equipo de Miguel Brindisi se notó más desde la actitud para encarar el juego, que desde lo netamente futbolístico. Y fue en ese sentido donde se vieron falencias que parecían formar parte del pasado en el Verdinegro.

Para San Martín se vienen los últimos cinco partidos apuntando a quedarse en Primera. Debe recibir a Lanús y Estudiantes, mientras que sus salidas serán ante Tigre, Belgrano (ambas de manera consecutiva) y River. Justamente en su rendimiento fuera del Hilario Sánchez se explica buena parte de su actual posición en los promedios: es uno de los tres peores equipos del torneo con 3 de 21 puntos en juegos cosechados. Será justamente lejos de San Juan donde deberá demostrar que el impacto de ayer quedó de lado. Porque está claro que sumando los seis puntos ante su gente no serán suficientes para obtener el objetivo. Estará en Forestello y su capacidad para reanimar al grupo, las chances que le pueden quedar de sobrevivir a este San Martín. Lo que sí está claro es que ayer, pasado el mediodía en Avellaneda, dejó pasar un tren al que nadie sabe si podrá volver a subirse. Lo hizo en parte por la buena producción de un Independiente renovado y en franca remontada, y también por una carencia de fundamentos para sobreponerse a una situación más que crítica y que lo tiene en jaque de cara a su futuro.