Bien arriba, los sanjuaninos llegaron en masa al microcentro con banderas al grito de "¡Argentina, Argentina!"

El grito de "Argentina, Argentina", fue un verdadero desahogo luego de que Maradona alzara la copa en México '86 y su imagen quedara impresa para siempre en todas las retinas. En aquel momento, el país estaba prácticamente ahorcado y el campeonato ayudó a descomprimir, al menos por un momento, la situación.


Tal como lo habían hecho hacía 8 años, los sanjuaninos salieron a la calle a celebrar después de que la Selección terminara el ciclo invicta, tras ganarle a Bulgaria, Corea del Sur, Uruguay, Inglaterra, Bélgica y, finalmente, a Alemania.

La imagen de monseñor Di Stéfano celebrando en medio de la gente fue captada por DIARIO DE CUYO;

"Maradona, el extraterrestre de la Selección Argentina", titulaba DIARIO DE CUYO tras el esperado partido con los ingleses después del fin de la Guerra de Malvinas. Y es que, la magia del Diez copaba todas las portadas.

>

Mientras tanto, la compleja situación nacional se reflejaba en la provincia. Los precios en los supermercados no paraban de subir en medio del fracaso del Plan Austral, los paros de distintos sectores eran moneda corriente y cientos de sanjuaninos se manifestaban en las calles en contra del proyecto de ley del divorcio.


Sin embargo, todo se olvidó aquel 29 de junio. Mientras en el (ahora mítico) Estadio Azteca, 120.000 espectadores observaban los últimos minutos del encuentro, las calles de San Juan ya comenzaban a llenarse.

>

Uno de los imanes de los fanáticos fue la tarima montada en la calle desde la que radio Sarmiento transmitió.

Para el final del encuentro la multitud ya era tal que la Policía había decidido impedir el ingreso de vehículos al centro. Por lo que familias completas llegaron a la plaza 25 de Mayo, la Catedral y las calles Mendoza y Mitre, literalmente corriendo. Hasta monseñor Di Stéfano celebró en medio de la noche. Quienes recuerdan aquel momento relatan que las viviendas quedaron vacías durante esa noche, que aún no volvió a repetirse.