Se iba el invicto. Se quebraban las chances de ser líder. Pero en la agonía del partido apareció Ricardo Mestre para gritar en silencio el empate final. El delantero sordomudo tenía tanta felicidad encima, que no sabía como expresarse ante una tribuna que coreó su nombre una y otra vez. Villa Obrera empató 1-1 ante Peñarol y quedó a un punto del líder, Trinidad.
Peñarol hizo todo bien. Puso lo que tenía que poner en un terreno duro para ajenos. Luchó. Metió. Le sobró entrega y sacrificio. El debut de Héctor Naveda como DT del Bohemio no pudo ser el mejor. Se le escapó sobre la hora. Fue por un error de Brizuela, que dejó con las manos casi vacías a Peñarol.
El Bohemio salió a comerse la cancha. Mostró las uñas en cada jugada. No dejó respirar a la Villa, que sintió esa presión. Cada pelota dividida era de Peñarol. El local no podía hacer pie. No tenía juego en un primer tiempo con pocas llegadas, ya que el trámite fue entrecortado. Luchado y jugado al límite.
En el segundo tiempo Peñarol siguió al mismo ritmo y la recompensa llegó a los 12′. Germán Salla picó habilitado y, ante la salida de Avila, la picó con gran categoría. Gol, que pegó duro en el ánimo de la Villa. Mazazo del que le costó levantarse, pero pudo al fin superar a una durísima defensa Bohemia. A los 47′ Brizuela despejó mal y la pelota le quedó a Mestre, que en silencio gritó el empate definitivo.