Lo hizo a lo grande. Ni más ni menos que en la clásica más importante del ciclismo nacional. Con una multitud de gente en las calles, que respetando el distanciamiento, estaba deseosa de ver ciclismo y demostrar por qué San Juan es capital de esta disciplina.

Lo hizo como él sabe, mostrando todo su potencial en el sprint. Laureano Rosas, ciclista de Transportes Puertas de Cuyo, se consagró en la 64ª edición de la Doble Difunta Correa que le dio continuidad al calendario sanjuanino de ciclismo rutero. Bajo un sol abrasador en el Villicum, venció a Ricardo Escuela y Nicolás Naranjo en un apasionante embalaje tras 181 kilómetros.

Exactamente 160 ciclistas formaron parte de la prueba que por primera vez se disputó en horario de matutino. Partiendo desde el Circuito San Juan Villicum el pelotón salió buscando el destino especial que representa Vallecito. Pedro González (Ureña) fue quien se robó la atención en ese largo viaje partiendo en soledad apenas salían de Albardón.

El "Escamoso" llegó a sacar hasta 1m50s al pelotón pero el grupo se despertó. Crisafuli (SAT), Fredes (AVF), Albarracín (Ureña), Lucero (Rawson), Díaz (P. de Cuyo) y Roberto (Pocito) pusieron pie en el acelerador y fueron en búsqueda del puntero pero cuando estaban cerca de dar alcance fueron absorbidos por el pelotón en la subida a la Cuesta de las Vacas. De ahí en más comenzó otra carrera y mucho más activa. Con un ritmo muy alto, el numeroso pelotón giró en la Difunta y le dieron caza al "Escamoso". Con varias caídas el pelotón quedó dividido en varios grupos y para los que quedaban atrás, dar alcance a los primeros era casi una misión imposible. Pero adelante hubo acciones, esta vez Quilci, Juárez, Soria, Traico, Tivani, Flores y Brun pasaron a liderar y luego en el retorno hacia Caucete, ya sin Soria y Flores el quinteto que quedó fue neutralizado por el pelotón y otra vez todo como al principio.

Entrando en la parte final de la jornada quedó tiempo para una fuga más y ahora fueron Juan Pablo Nehin, Naranjo, Méndez, Joel Morales y Leo Rodríguez quienes intentaron la heroica cuando ya llevaban 135 kilómetros en sus hombros.

Pero la ilusión por llegar al Villicum en soledad se terminó en Campo Afuera cuando los neutralizaron. Rápidamente siete ciclistas fueron buscando la hazaña en el ingreso al autódromo encabezados por Buchanan. El desgaste físico y lo duro que resulta correr en el autódromo pasaron factura y los que quedaron arriba ya se posicionaban para definir la carrera.

Estaban representados los cinco continentales sanjuaninos y el siempre protagonista Diberboll con la presencia de Diego Tivani, además de Laureano Rosas y Emiliano Ibarra (P.de Cuyo), Gerardo Tivani, Rubén Ramos y José Reyes (Pocito), Ricardo Escuela y Nico Naranjo (AVF), Leo Cobarrubia (SEP) y Alejandro Quilci (Rawson). Entre ellos se encargaron de tirar adelante para que el triunfo no se escapara de esa decena y así fue. En la recta final, Ibarra hizo todo para que Rosas mostrara su potencial y Laureano no defraudó: con un estado físico similar o quizás mejor al que lo llevó a ser ganador de tres Vueltas a San Juan hace unos años, el florense venció a los piqueteros y terminó festejando (foto) un triunfo especial por tratarse de la clásica que le rinde homenaje a la Difunta y a la que todo ciclista aspira ganar alguna vez en su vida pero que esta vez le tocó a él.

La fe puesta de manifiesto


En épocas difíciles como las que se viven en la actualidad por la pandemia mundial del coronavirus, el paso del pelotón por el paraje de la Difunta Correa fue cargado de emoción y fe. El pelotón ya tenía contra las cuerdas al líder de entonces, Pedro González que todavía viajaba en soledad.

Rodada durísima

En la zona de Cuesta de las Vacas, en Caucete, se produjo una de las tantas caídas que ocurrieron en la jornada dominical, bien temprano en un horario realmente atípico. Es que se hizo duro viajar ante el fuerte ritmo que imponía el pelotón y la gran cantidad de ciclistas.

Rosas: feliz y emocionado

Vencedor. Rosas, en el centro del podio, contento.
 


Conmovido y recordando que su hija Alfonsina le pintó las uñas previo a la carrera para darle suerte, Laureano Rosas celebró su victoria. "Estoy feliz, feliz de verdad. Me encuentro en un momento muy lindo. Esta es una carrera que la venía buscando desde el año pasado. El equipo viene trabajando espectacular, me hace sentir de un manera que no sentía hace mucho tiempo y eso me fortaleció mucho más en estas ultimas semanas", comentó quien también viene de ganar por el campeonato mendocino.

"Le agradezco a mi familia pero en especial al "Chespirito" Pérez quien me dijo que pusiera los pies en la tierra y me enfocara en esta carrera", expresó. A Laureano después de pasar nueve veces por un quirófano, cada victoria lo emociona aún más. "Después del accidente ya pude ganar otras carreras especiales como la Doble Calingasta y Vuelta al Valle, pero quería la Difunta en mi palmarés, me quería dar ese gusto. Siento un orgullo muy grande", valoró.

La necesidad del fanático

Pasión. Demostraron los sanjuaninos al costado de la ruta.
 

Si bien la Doble Difunta Correa fue la segunda en salir a las rutas, fue sin lugar a dudas la que sacó el público a las calles. Con el inusual horario matutino, los fanáticos salieron igual a ver el paso del pelotón. Pese al pedido de usar tapabocas y distanciamiento social, el público dio rienda a su pasión, sobre todo en la Cuesta de las Vacas y la recta final por Campo Afuera.