El catarí Mutaz Essa Barshim y el italiano Gianmarco Tamberi protagonizaron un momento histórico en los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Tras fallar ambos en el intento de 2,39 metros y quedar igualados en la marca de 2,37 sin un solo fallo anterior, los atletas decidieron rechazar la opción de desempatar y colgarse los dos la medalla dorada de salto en alto.

Barshim, el mejor saltador de altura desde los tiempos del cubano Javier Sotomayor y dueño de 11 saltos por encima de los 2,40 metros desde 2013, consiguió en Tokio, con 30 años, su primera medalla dorada después de haber sido dos veces campeón del mundo y haber obtenido la plateada en Londres 2012 y Río 2016.

El catarí, segundo en la lista de las mejores marcas de todos los tiempos con 2,43, había superado la rotura de ligamentos en el tobillo que sufrió el 2 de julio de 2018 en el Memorial Gyulai de Szekesfehervar (Hungría), cuando estuvo a punto de batir el récord mundial con el listón, que rozó ligeramente en su primer intento, situado en 2,46. En su tercer intento contra el récord sufrió la lesión que le tuvo casi un año inactivo. Su regresó fue perfecto: en 2019 se proclamó campeón mundial en su tierra (Doha) y ahora se consagró en los Juegos Olímpicos.