Terminó siendo un golpe durísimo, que tuvo su gestación en Río IV y que deberá analizarse con mucho detenimiento en San Juan. Sportivo estuvo desconocido, impreciso, dubitativo, acelerado, y lo poco que generó lo despilfarró vulgarmente. Por eso el 2-0 en contra ante el local Estudiantes no fue sorpresa. Fue un llamado de atención, porque lleva jugados dos partidos y en ambos perdió. Además sigue sin poder convertir un gol.
Derrota producto de su limitado juego, de falta de entendimiento y en abusar de la jugada personal. Ante un Estudiantes prolijo, que con la base del equipo que viene de ascender, que aprovechó la desesperación sanjuanina y siempre manejó el pleito.
Desde el inicio nomás mostró sus dientes. Al minuto Di Santo quedó solo ante el arco y la mandó afuera. Con el pasar de los minutos el dominio del local tomó más cuerpo, pero carecía de profundidad. Del otro lado, un Víbora sin volumen de juego y muy lejos de sus dos delanteros (Quiroga y Parisi), con muestras de estar totalmente desacomodado en la cancha.
Entonces entre Nico Rodríguez y Franco Chiaretta se hicieron de la pelota y juntos llevaron peligro al arco de Pelayes. Sobre los 15′, Chiaretta remató de larga distancia, esquinado, que el arquero sanjuanino sacó.
Desamparados seguía sin reacción, con Campo y Lamberti peleando demasiado solos. Hasta que a los 28′ Lucas Ceballos se animó, se proyectó, Lamberti mandó el centro por abajo, Parisi quiso meter el taco, pero finalmente Benito, que no se la esperaba, se perdió el gol.
Aunque la más clara cayó a los 38′, tras un mal rechazo de Acosta y que Quiroga dentro del área con todo el arco a su disposición, fusiló a Mancinelli y el arquero contuvo el disparo. Historia repetida, lo mismo que sucedió la semana pasada cuando perdió con Racing, donde tuvo claras opciones, pero no supo capitalizarlas.
Después de esa levantada, el equipo se volvió a pinchar para no levantarse más. Eso realmente pasó cuando a los 10′ del complemento, Bottino metió la cabeza tras empujar a Sosa y abrió el marcador.
Di Santo lo pudo ampliar en la jugada siguiente. Pero la complicación se agigantó cuando a los 13′ Ceballos vio la roja. Por eso Vázquez cambió el dibujo y apostó al 3-2-2-2, sin Benito ni el Pelado Díaz (de flojas tareas) y con Garrido de conductor.
Pero de nada sirvió, puesto que a los 28′, un grueso error defensivo le permitió a Bufali definir y cerrar un partido en el que Desamparados nunca pudo acomodarse y que terminó siendo preso de sus errores y sus limitaciones.

