La forma en que llegó a San Martín el defensor Diego Sosa es una clara muestra de cómo pasó de ser un ignoto a esta realidad actual, donde es una fija en la zaga central del equipo que conduce Darío Franco. "Un intermediario le mandó un video a la dirigencia del club y como ellos dieron el visto bueno, se lo dieron al técnico, que finalmente decidió mi llegada", contó el central, quien hará dupla con Grabinski el próximo viernes en el debut del año para el Verdinegro nada menos que en Córdoba y ante Belgrano. Pasaron muchas cosas desde ese momento que cuenta el defensor de 30 años a este presente. Por ejemplo, el debut frustrado en el arranque de la temporada contra San Martín de Tucumán por una lesión en su rodilla izquierda y la posterior "carrera" para otra vez ser de la partida. No le resultó para nada fácil en su primera experiencia en la B Nacional, pero a esta altura Sosa, pese a su bajo perfil dentro y fuera de la cancha, con sus sobrias actuaciones ya es un ilustre, pero conocido.

"Luché mucho para estar en este lugar del equipo. Todo se hizo muy complicado con el tema de la lesión antes del debut porque me había ilusionado mucho con ser titular. Encima, después tuve que remarla de atrás ante dos grandes compañeros como Grabinski y Melo. Fueron momentos difíciles pero como siempre digo, las cosas pasan por algo. Lo bueno es que hoy estoy donde pretendo y sabiendo que se viene la parte más dura donde no hay casi margen de error", resumió Sosa, quien comenzó su carrera en Fénix de nuestro país y después incursionó en el fútbol uruguayo, primero en Rocha y después en River.

Sosa, quien suele jugar de primer marcador central pero también lo hizo de lateral por derecha e incluso por izquierda, puso énfasis en remarcar que "ganarse un lugar en este plantel es algo complicado y por eso tuve que hacer un tremendo esfuerzo. Sabía que después de lo que me pasó (por la lesión), debía aprovechar sí o sí la siguiente oportunidad porque podía ser la última. Lo hice y por eso sigo trabajando con todo para mantenerme en el equipo".

Sosa vive en nuestra provincia con su mujer y su hijo de cuatro años, Tiago. La adaptación le resultó sencilla a la provincia y también según contó a la segunda categoría del país. "Se juega de forma muy física y con gran dinámica, así que el estado físico debe ser bueno para no quedarte atrás. En estos seis meses que se nos vienen, no podemos dar ninguna ventaja para lograr el objetivo que tenemos todos que es el ascenso a Primera para San Martín", cerró Diego.