Banfield e Independiente jugaron un entretenido partido en el Sur de Buenos Aires, que terminó favoreciendo en el tablero al Rojo de Avellaneda por 1 a 0, con aquella conquista, a los 14 minutos del complemento, de Federico Mancuello, que indudablemente anda dulce para el gol.
Ya en el primer tiempo quedó de manifiesto que ambos arrancaban con intensiones de quedarse con los tres puntos, aunque lo del visitante fue mucho más tibio que lo del local. Es que Independiente sólo contó con una chance clara antes del primer cuarto de hora, mientras que el Taladro tuvo dos bien definidas pero no llegaron a la concreción. Así, las acciones, en su gran mayoría, terminaron ocupando mayormente la mitad de la cancha.
Inteligentemente el técnico Almirón metió dos cambios en el inicio del complemento (entraron Pisano y Pizzini) y entre ambos se las arreglaron para preocupar mucho más a Banfield. Porque el Rojo se hizo más punzante y sus llegadas al arco rival se hicieron más seguidas. Y porque Banfield, a esta altura con uno menos por expulsión de Prichoda, no pudo llenar bien los espacios para la marca. Es más, justo cuando se cumplía el primer cuarto de hora de esa segunda etapa, Pisano metió un pase milimétrico al vacío para que lo aprovechara Mancuello en base a velocidad y anotara el gol. El dueño de casa se volvió loco y se fue decidido a igualar (Rodríguez salvó dos veces a Independiente) pero el rival se hizo más peligroso en contragolpe. Y Almirón volvió a reforzar esa vía rápida mandando a la cancha al ex San Martín, Riaño. El partido se fue con los nervios del local y con el aparato defensivo que metió la visita para ganar con autoridad.