Antes de llegar a Rusia todos los flashes en la Selección Colombia estaban puestos en James Rodríguez, sin embargo, la estrella del Bayern Múnich no llegó en plenitud física y Juan Fernando Quintero es quien se puso el equipo al hombro.

El futbolista de River marcó un golazo ante Japón y entregó asistencias ante Polonia y Senegal. "Quinterito", como le decían sus allegados de pequeño la está rompiendo en Rusia y su carrera tocó el punto más alto tras una historia de película.

Juanfer no tuvo una infancia fácil. Se crió en San Javier, un lugar con mucha violencia y alta tasa de crímenes. En 1995 su padre, Juan Enrique, no retornó tras alistarse al Ejército Nacional. Nadie supo que ocurrió y se denunció que fue una desaparición forzada.

Quintero se hizo muy amigo de James desde pequeño y estaba mucho tiempo con él y su familia. Se sumó a las inferiores del Envigado y en 2009 debutó con apenas 16 años en Primera. En 2011 se marchó a Atlético Nacional y fue convocado por Pekerman a la Selección.

En 2012 se marchó al Pescara de Italia, club en el que se destacó tanto que desembarcó al Porto en julio de 2013. Pekerman confió mucho en él y en 2014 lo llevó al Mundial de Brasil (convirtió un gol), pero desde 2015 no lo llamó más ya que en Europa no le iba bien. Pasó por Porto, Rennes y tuvo que volver a su país para jugar en Independiente Medellín.

Durante esa época se lo vio alejado de las canchas y cercano a la música. Su amistad con Maluma siempre lo acercó al mundo del reggaeton. Participó en un tema llamado "Cibertauta", un remix con Landa Freak y Element Black. Y también puso su voz en el tema "No te enamore" junto con Luigi 21 Plus.

Gallardo confió en Quintero y en enero de 2018 lo trajo a préstamo desde Porto, el actual dueño de su pase y club al que River lo comprará. El colombiano no fue titular en muchos partidos del semestre, pero cada vez que jugó, brilló y se puso el traje de figura junto a Franco Armani. Pekerman se volvió a enamorar de su nivel y lo llevó al Mundial. Hoy es titular y hasta en medio de un partido, el entrenador lo elogió de manera increíble: "crack, sos un crack". Y sí, Pekerman tiene razón.