Buenos Aires, 6 de mayo.- Ni siquiera las tres victorias seguidas y la inminente clasificación a la Copa Sudamericana trajeron algo de paz a la vida de Boca, que hoy por la mañana, cuando vuelva a las prácticas, empezará a desandar otra historia, que tiene que ver con la lesión del máximo ídolo, Juan Román Riquelme.

Sin parte médico oficial, sólo se sabe por trascendidos y hasta por las propias palabras del técnico Carlos Bianchi, que tiene una pequeña molestia en su pie izquierdo, producto de un pisotón durante la práctica del jueves, la que le impidió jugar ante All Boys. Sin embargo, el otro rumor marca que la lesión podría ser más grave y hasta se especula con una fisura o fractura en el quinto metatarsiano, la que no sólo lo dejaría sin jugar las dos fechas finales del torneo sino que también le demandaría una recuperación de al menos noventa días.

Situación que lógicamente preocupará a todo Boca por la salida del ídolo, pero de manera especial a la dirigencia, ya que en caso de confirmarse esta lesión, estaría obligada, por Estatuto, a renovarle el contrato automáticamente. Algo que no estaba en los cálculos de nadie, ni del propio Riquelme. Pero en fin, la cuestión es que hoy cuando el plantel vuelva a entrenarse, los médicos evaluarán el estado físico del enganche, para determinar fehacientemente cual es el grado de la lesión. Algo que se podría haber decidido antes, para evitar todo tipo de rumores y brindar un diagnóstico claro, en el parte médico oficial, como corresponde.

Con todo esto, los movimientos de Riquelme en la práctica prevista desde las 9, en el predio de Casa Amarilla, serán un nuevo elemento para especular, dentro de un contexto de definición de su futuro.

El Diez, más que nadie, sabe que el próximo partido, ante Lanús, en la Bombonera, será el escenario ideal para que la gente le ratifique su amor incondicional y vuelva a vivar su nombre, lo que significará otro motivo de presión para la Comisión Directiva, en días cruciales, donde se debate sobre si debe renovarse o no el vínculo con el jugador.

Y ante esta situación, nadie imagina que el crack quiera perderse esta cita y hasta se piensa que prefirió no arriesgar ante All Boys para jugar, como sea, frente a Lanús, en un estadio repleto por sus admiradores.

Por lo pronto, el 30 de junio se vence el vínculo de cuatro años que Román tiene con el club, y de ninguna de las dos partes (dirigencia y futbolista) dieron muestras claras de que sucederá cuando llegue ese día. El presidente Daniel Angelici, en cuanta entrevista se le ha hecho, reiteró que "hay tiempo" y que se sentará a hablar con el jugador para ver lo que quiere. Aunque al mismo tiempo reiteró todas las veces que Riquelme ya no es el de 2007, cuando lideró el plantel que ganó la Copa Libertadores, y que hoy tiene 36 años, por lo que se hará una evaluación física (debido a las reiteradas lesiones), futbolística y económica para determinar cual será la oferta le harán al máximo ídolo de la historia xeneize.

Del lado de Riquelme, al igual que con la lesión, todo es misterio. Cuando le preguntan, no quiere referirse al tema del contrato, aunque su posición, tal como el sueño de miles de fanáticos, es retirarse con la camiseta que más quiere.