Esto es San Martín: un equipo. En todas sus líneas, en cada movimiento. Así, trabajado, sólido, convincente y convencido de has dónde llegan sus limitaciones y sus potencialidades. Puro laburo. De overol siempre pero con mucho de fútbol para darse gustitos como los que se da en Concepción donde ya suma 22 partidos sin derrotas, con 12 triunfos y 10 empates. Y claro, para estirar esa racha tuvo que pasar el examen contra un Vélez que lo trae mal en el historial pero al que superó de principio a fin levantando las banderas que Carlos Mayor eligió para esta versión 2015 del Verdinegro. Muy sólido atrás, combativo y explosivo en el medio y contundente arriba. Ese es el ADN de San Martín que contra Vélez se vio con toda claridad. Los centrales en defensa no dudaron jamas, mientras que sus laterales contando con la ausencia de Iberbia, ofrecieron esa firmeza que no permite jamas que lo desacomoden. En el medio, el dúo Pelaitay-Navarro ofreció la combinación de marca y claridad para cortar y salir jugando profundo, mientras que los externos (Gómez y Martínez) fueron de lo mejor de la tarde por su desequilibrio. Arriba, aun sin soltarse del todo, Pumpido laburó todo mientras que Figueroa hizo lo que sabe; goles. Esto es San Martín: un equipo con todas sus letras.
Justo premio a una identidad afirmada

