El noruego Alexander Kristoff (UAE Team Emirates) ganó ayer en Niza el embalaje que definió la primera y accidentada etapa del 107º Tour de Francia. Al podio lo completaron el danés campeón del mundo Mads Pedersen (Trek-Segafredo) y la joven bala neerlandesa Cees Bol (Team Sunweb). Fue una jornada complicada por la lluvia, que provocó numerosas caídas. Los comisarios de carrera tomaron los tiempos para la general a tres kilómetros de meta, lo que dejó sin efecto una caída masiva ocurrida en los últimos compases de la etapa que afectó a varios de los favoritos para la victoria final.

Fabien Grellier (Total Direct Energie), Michael Schär (CCC Team) y Cyril Gautier (B&B Hotels-Vital Concept), protagonizaron la fuga del día. A mitad de carrera llevaban 2m45s al pelotón que vivió la etapa con muchísima tensión.

A la media hora de carrera comenzó a llover con intensidad y hubo una serie de caídas que afectaron a favoritos de la general como Miguel Ángel López (Astana Pro Team) o de la etapa como Sam Bennett (Deceuninck Quick Step). Sin embargo, fue tras el puerto que se precipitaron los acontecimientos con caídas importantes para Pavel Sivakov (INEOS) o Julian Alaphilippe (Deceuninck Quick Step). Después del segundo paso por la meta de Niza (km 88) hubo otra rodada que sufrieron los velocistas Caleb Ewan (Lotto-Soudal), Giacomo Nizzolo (NTT Pro Cycling) y Elia Viviani (Cofidis), entre otros.

Ante el peligro, el pelotón se tomó una tregua: los equipos de la general marcaron un ritmo alto cuesta arriba y posteriormente marcharon tranquilos cuesta abajo. Aun así, hubo susto cuando el colombiano Miguel Ángel López (Astana Pro Team), resbaló en una curva y chocó con una señal de tráfico.

La maldición de los franceses en el Tour tuvo inicio ayer, cuando Thibaut Pinot,
quedó enredado en la montonera que bajó a medio pelotón.

La tregua permitió a la totalidad de los velocistas reintegrarse en el pelotón. Benoit Cosnefroy (Ag2r La Mondiale) anduvo solo una decena de kilómetros hasta ser fagocitado por el grupo que comandaban los equipos de los velocistas, que preparaban la llegada masiva. Mientras, el anuncio de la toma de tiempos para la general a tres kilómetros de meta relajó dentro de lo posible a los aspirantes al podio de París, que sin embargo sufrirían un último susto debido a una montonera justo bajo el citado arco de tres kilómetros para meta.