"¿Che, viene Messi?" "No, que va a venir Messi. Van a estar todos los que juegan acá..." "Bah, que importa, que venga el que venga a mí me interesa ver el estadio. Dicen que es una pinturita...". Los dos caminaban en el mismo sentido y pensaban idéntico. Amantes del fútbol, ellos hablaban y sacaban cuentas de lo que harían hoy, cuando vayan a la inauguración del Estadio del Bicentenario. Así está San Juan. Convulsionado. Igual que esos dos amigos que ayer hablaban del gran estreno.

A la gente sólo le importa que el Estadio esté listo. Que se muestre al mundo. Que le sirva para inflar el pecho. Para sentirse parte del modernismo que acompaña al fútbol en todos lados. Capaz que esta noche hasta se demoren en conocer a algunos de los jugadores del seleccionado argentino. Y eso que los ven por la tele todos los fines de semana. Pero sólo les importará ser parte de la fiesta. De la inolvidable fiesta que producirá la inauguración de un estadio. De este estadio que está en Pocito pero que será el corazón futbolístico de la provincia desde ahora en más. Incluyendo, lógico, esa Copa América que se viene.

El furor es admirable. Cuando se anunció que las entradas saldrían a la venta, la gente, desesperada, buscó comprar y comprar. La fiebre por un boleto fue moneda corriente durante todo el fin de semana y eso que las populares se volaron bien temprano. El viernes, el primer día que estuvieron en boleterías. Durante sábado y domingo fueron buscadas por todos lados. Ya no importaba el valor. Importaba sólo tenerlas. El lunes, inclusive, cuando ya casi que no había ninguna entrada disponible, los que se quedaron con las manos vacías hasta cortaron una calle céntrica buscando comprar por si quedaban. Pero no hubo caso. Los que las tienen dan gracias a Dios por haberse apurado en comprarlas. Los que no, se lamentan pero se resignan.

Serán 25.000 los que estén adentro. Tal vez más, por aquello de las acreditaciones u otras credenciales habilitadas. Pero miles y miles estarán afuera viviendo el gran momento.

La idea de un estadio de estas características nació hace años. Hoy es una realidad. Pero claro, hubo muchas voluntades. De todo tipo. Desde el Gobierno Provincial se esforzaron en conseguir el guiñe de los gobernantes nacionales. Desde los especialistas en la construcción, entre ingenieros y arquitectos, en darle vida al gigante. Desde los obreros hasta cualquier laburador en ponerle la vida y el esfuerzo en cada peso, en cada alambre. Y, desde el pueblo todo, en entender que la espera valdría la pena. Que aquel sueño de muchos sería algún día realidad de todos.

Por eso hoy es el gran día. Por eso ya está latiendo fuerte el corazón de los que esta noche estarán ahí. Y también de los otros sanjuaninos. Los más. Los que se quedarán afuera pero que sentirán tan propio el estadio como esos privilegiados.

El "Estadio del Bicentenario", o bien dicho la "Casa del Sol Naciente". Hoy tendrá vida real. Con un condimento: Será vida eterna.