El termómetro marcando casi 42º a las 17 horas y el aire caliente que hacía casi imposible respirar, marcaba la intensidad con la que transitaban los pedaleros en la ruta. Ni qué hablar de la gente, que esta vez no se agolpó al costado de la calle para ver la competencia como en años anteriores.
La Cuesta de las Vacas, que es el escenario elegido para observar esta etapa -por todo lo que implica los ascensos y descensos de los ciclistas-, esta vez no contó con el marco adecuado. Desde Caputo hasta el punto máximo de la Cuesta, la cantidad de gente no superó las 1500 personas. Cifra que no se compara con las 5 mil que hubo el año anterior.
Las altas temperaturas de la tarde y el día en el que se realizó la competencia hicieron que la gente opte por otras actividades en la calurosa tarde del primer día del año.
Sí hubo apasionados que dijeron presente desde el inicio para no perderse el paso de sus ídolos. Como en ruta 40 y calle Zapata, que fue uno de los puntos más fuertes en convocatoria. Banderas colgadas a la orilla de la ruta y sillas con conservadoras fue la postal de la tarde en todo el circuito. Muchos optaron por llevar la comida que sobró la noche anterior y le agregaron las bebidas o el mate. Ya de vuelta en 9 de Julio -luego de dejar la Difunta- la gente salió a la calle y ahí sí la concurrencia fue agradable.
Bastaba con observar la Diagonal San Martín donde hubo miles y miles de personas. El cordón humano que se formó en el boulevard pudo ver pasar varias veces la competencia. El calor ya no era tan intenso y ese fue la causa principal para que las familias salieran a ponerle el calor y el color a esta clásica que si bien este año no contó con el mismo color que veces anteriores, sí tuvo lo más importante: el calor humano de los sanjuaninos.

