Era el momento. Después del golpe de efecto que dio el jueves al golear en el segundo partido de la serie y de volver a la vida con ese triunfo, La Gloria sabía que era su momento. Ya había demostrado temple, ganas, convicción y mucho oficio para castigar el ímpetu de los chicos de la Unión Deportiva Caucetera que mostraron más en el primer partido pero luego nunca pudieron repetir ese funcionamiento. Entonces, La Gloria fue por la gloria. En el tercer y decisivo choque de la serie, venció por 5-3 a los cauceteros y se consagró por primera vez en su corta historia deportiva en San Juan. Fue merecido. Lo empezó a ganar el jueves con la goleada 6-1 y lo terminó de consumar en la noche del sábado cuando conducido por la categoría de Juan Pablo Baigorrí -el mejor de la cancha- resolvió con autoridad el partido que importaba. Empezó ganando y terminó ganando. Se abrió camino con una muy buena definición de Chicho Ramírez y parecía que lo controlaba porque la UDC no era el mismo. Le costó encontrar la igualdad a la UDC y fue medio con polémica pero fue premio para sus ambiciones. Con el empate 1-1 nació otro partido, más abierto, más electrizante. Y ahí, La Gloria volvió a poner las cosas en orden con el primer gol de Baigorrí que definió con sutileza. Pero el corazón de la UDC seguía latiendo y su búsqueda llegó al premio cuando empató con Wilson Ruarte. Era el 2-2 y quedaba algo más para prácticamente sentenciar la historia porque UDC cometió demasiadas infracciones y lo pagó con los remates directos donde Juan Pablo Baigorrí fue efectividad absoluta para ganar dos duelos consecutivos contra Lobillo y poner el 4-2 al cabo del primer tiempo.

En el segundo parcial, UDC arriesgó más. Se soltó, presionó y otra vez Wilson Ruarte volvió a acortar diferencias desde un ángulo muy cerrado. El 3-4 llenó de incertidumbre y dramatismo el tramo final del partido. Fue la presión casi descontrolada de UDC contra la capacidad defensiva de La Gloria que esperaba su momento para liquidar todo. Y se le dio cuando Juan Marcelo Muñoz definió con clase para poner el 5-3 lapidario. Era el momento. Era la gloria, para La Gloria.