Fue fiesta porque no importaba la posición en la que se arribaba al final de cada tramo, se festejaba como una victoria el hecho de completarlo. Fue fiesta porque no interesaba que atleta iba cumpliendo con el esfuerzo para premiarlo con el aplauso. Fue fiesta en las sensaciones de Víctor Gutiérrez, un chico de 16 años, no vidente, que era empujado por el aliento y apuraba a su compañero que lo guiaba en el trote por la senda del peregrino. La posta atlética a la Difunta Correa es la fiesta anual del atletismo sanjuanino. Una de esas citas que trascienden las fronteras provinciales porque vienen a correrla atletas de otras provincias, como los tres riojanos que reforzaron al conjunto ganador de la general, el de Industrias Meló, cuyos integrantes ganaron siete de los ocho tramos (cada uno tiene 8 kilómetros) y marcaron un tiempazo (3h26m46s)
Con la de ayer son 22 las postas, con la salvedad que las primeras cinco si hicieron al revés, viniendo desde la Difunta hacía San Juan. De las otras 17, fue la de mayor convocatoria. Hubo 61 equipos con 488 atletas, sin contar los guías de los no videntes.
Esta posta es una fiesta a la que nadie quiere faltar, por eso se incluye dentro de los calendarios anuales de muchos municipios que a través de sus direcciones de Deportes toman el compromiso de apoyar algún conjunto con la logística que abarca desde el pago de inscripciones hasta la vestimenta y el armado del equipo de colaboradores que los acompañará para auxiliarlos durante el recorrido.
Si bien es una carrera y todos los que participan tienen como objetivo cumplir con el esfuerzo en el menor tiempo posible. Son los menos los que la corren para ganar la clasificación general. La mayoría lo hace porque participar significa un eslabón importante dentro de sus campañas deportivas amateur. Además de compartir el momento con los amigos de entrenamientos, suman su granito de arena para que el equipo termine la carrera.
Todos, al trotecito, cumplieron con sus expectativas y lucieron orgullosos en sus pechos la medalla que los premiaba por participar de la fiesta anual, por excelencia, que tiene el atletismo sanjuanino.