La Copa Beccar Varela era, hasta que la AFA en 1967 se abrió al Interior con los campeonatos Nacionales -previo paso por los Promocionales-, la competencia que el fútbol de tierra adentro esperaba para competir con los mejores. Fue un torneo de selecciones cuyo campeón obtenía de premio el reconocimiento generalizado que se manifestaba en publicaciones como El Gráfico.
San Juan había festejado por única vez el título en 1957 (Torneo correspondiente al año 1956 que se jugó atrasado) y a la sombra de ese gran equipo creció uno conformado por el joven profesor de Educación Física, José Méndez de Socio. Revolucionario en sus conceptos y osado en su propuesta, el entrenador estaba convencido que si a la capacidad individual y garra de los jugadores sanjuaninos se le adosaba orden táctico se podrían lograr grandes cosas.
El técnico había convocado a jugadores de mucha experiencia como el arquero de Del Bono, Rosario Avila, al defensor de Atlético de la Juventud Osvaldo Porras y al delantero de Sportivo Desamparados, Orlando Roldán. A esa base le adosó un grupo de jugadores jóvenes que tenían ambición de mostrarse en el fútbol grande. Luis Recúpero, Angel Vega e Isaac Roque Paz (Sportivo Desamparados), Alberto Dante Naveda y Washington Molina (San Martín).
Un marcado escepticismo los despidió de San Juan. Solo algunos familiares y amigos los acompañaron en ese momento. Arribaron a Mar del Plata sin Luis Recúpero que llegaba desde Buenos Aires donde se había estado probando en Boca. Alguna foto de la época muestra a la mayoría del equipo en malla disfrutando del mar y al volante que luego brilló en Vélez y fue campeón con Chacarita vestido con un pulover.
El debut fue contra el local, Mar del Plata. Si les hubiesen dado a elegir hubieran preferido otro adversario, pero como para ser campeones hay que ganarles a todos, salieron a la cancha con el cuchillo entre los dientes. Un gol del “Trancao” Roldán selló la historia del partido 1-0 a favor, en la fase inicial, lo que les permitió jugar el cuadrangular final con Mendoza, Mar del Plata y Salta.
Mendoza, el rival clásico, que había debutado con una goleada ante Salta, era el segundo escalón. Los mendocinos abrieron el marcador con gol de Roque Aballay, pero otra vez la voracidad ofensiva de Roldán mantuvo en alza las aspiraciones sanjuaninas.
Llegaba Mar del Plata, otra vez con todo en contra. Mayor, al promediar el primer tiempo puso arriba a los locales que tenían todo armado para festejar el título. Sin embargo, con dos goles del “Pelado” Paz y uno de Roldán, San Juan le aguó todo. Fue 3-2 porque luego descontó Rodríguez.
Faltaba un escalón. El rival Salta, la posibilidad enorme recién se consumó sobre el final. A los 36 minutos del segundo tiempo, otra vez Roldán sometió al arquero adversario y desató la algarabía.
Es que ese equipo compuesto con varios jugadores jóvenes, que salió de San Juan con comentarios adversos, logró ganarse el respeto del público.
San Juan era el nuevo campeón argentino. San Juan ubicaba a varios jugadores en el profesionalismo, porque Recúpero se fue a Vélez, Naveda y Molina a Newell’s y Rosas a Atlanta.
La severidad de Méndez de Socio se mantuvo hasta el final, cuando castigó a tres jugadores que llegaron más tarde de lo permitido al hotel, luego de ser campeones. En el rigor táctico, la disciplina física y capacidad del técnico para aprovechar las virtudes de sus hombres se apoyó tamaña conquista. Que, por esas cosas de la vida, siempre vivió bajo el manto del título anterior.
Varios de estos jugadores repitieron el título en Mendoza 1966.

