Barcelona sufrió más de lo esperado para clasificar a las semifinales de la Liga de Campeones, e incluso necesitó de un rengueante Messi para igualar el tanto logrado por Javier Pastore y eliminar a un gran PSG que hizo méritos suficientes para pasar.

Barcelona generó las primeras situaciones de peligro, pero su fútbol se fue apagando. El 0-0 con el que se llegó al descanso era la mejor noticia para los catalanes. El PSG encontró justicia a los 5’ del complemento, cuando Pastore marcó tras un preciso contragolpe. El cordobés contó con otra chance que no acertó y podría haber sentenciado la historia.

Messi, que se había lesionado en el choque de ida en un tendón de la pierna derecha, salió al rescate de su equipo la última media hora y el Barça encerró al PSG. Dosificando cada uno de sus esfuerzos, tomándose el muslo en cada interrupción, el efecto catártico del mejor jugador del mundo fue total. Con una jugada que él comenzó, Barcelona pudo empatar en el minuto 26 a través de Pedro. A los blaugranas les volvía el alma al cuerpo. El 2-2 de visitante y el 1-1 en el Camp Nou eran suficientes para clasificar.

El PSG sintió el golpe y se aferró a una ayuda de la suerte que nunca llegó. Barcelona, salvo una jugada de Iniesta, tampoco hizo mucho más, pero la tranquilidad estaba de su lado, porque Messi estaba en cancha.

Luego del partido, así lo reconocieron sus compañeros. Dijo Dani Alves: “Su presencia ha cambiado el ánimo de todo el campo y del equipo, con él hemos sido más fuertes. Pedro, el autor del empate, señaló: “Hay que darle las gracias…Es el número uno y se ha notado cuando ha salido”.

El técnico del PSG, Carlo Ancelotti, reconoció: “Evidentemente, su entrada ha inspirado confianza al resto de jugadores… siempre encuentra una solución imaginativa”.