A elegir. Uno de los hockistas del Sub-20 argentino se prepara para un almuerzo. La variedad de las comidas es un tema muy especial en Nanjing y que complica a la delegación albiceleste.

Walter Cavalli – Enviadio especial

Diario de Cuyo

 

Los chicos de la Sub-20 y Las Aguilas comparten el momento a la hora de las comidas. El desayuno y la cena en el comedor principal del hotel Jinling, que es comodísimo y tiene comidas variadas. El almuerzo, en el comedor secundario -en realidad es un bar que está en el subsuelo del lujoso como gigantesco hotel-, que adolece de comidas surtidas y sólo se limita a ofrecer lo básico. La merienda se limita a alimentos entregados por la dirigencia, ya que rara vez los chicos y las chicas tienen tiempo de consumirlo.

En el comedor principal muchos varían sus comidas pero tratan que éstas no sean pesadas, algo complicado teniendo en cuenta que los fritos son mayoría. Lorena Rodríguez, por ejemplo, tuvo problemas con su dieta. La jugadora de Concepción es celíaca y no le encontraron la vuelta a su régimen alimenticio en los primeros días. Con la colaboración importante de Laura Varzzi -que es la encargada de la delegación femenina- han logrado ir consiguiendo que Lorena consuma lo que debe. No sin antes pasar varios dolores de cabeza.

Donde no se sienten cómodas las chicas y los jugadores del Sub-20 es en el comedor secundario, donde la mayoría de las veces sólo les dan un par de ensaladas, algunos pedacitos de carne (de pollo o vacuno) y fideos al por mayor. Lo malo que los fideos son los mismos de siempre y ya han cansado a varios. Para colmo de males, con la llegada del grueso de la delegación argentina (con los chicos del patinaje artístico) todo se ha complicado.