Por Fabio Cavaliere

 

El Templo del Cristo Salvador está considerado la iglesia ortodoxa más grande del mundo, tras su reconstrucción en el año 2000. En su interior pueden reunirse hasta 10.000 personas y es visible desde varias partes de la ciudad de Moscú. Es difícil pasar por alto esas cúpulas doradas que llegan a alcanzar 105 metros de altura, con una fascinante fachada blanca, de mármol blanco con granito rojo y gris. El templo original fue construido en el siglo XIX. El proyecto era tan grande y costoso que demandó cerca de 44 años levantarlo. Recién el 10 de abril de 1883 tuvo lugar su consagración. Sin embargo, tras décadas y esfuerzo para edificar la catedral, en 1931 fue dinamitada por orden del jerarca Josef Stalin. En este lugar se proyectó construir el Palacio de los Consejos que nunca cobró vida. Ahí se excavó un foso que fue usado para la construcción de la piscina abierta de Moscú, que funcionó desde 1960 hasta 1994. En ese año la pileta fue cerrada para comenzar las obras de renacimiento del templo. Así en un plazo récord, fue reconstruida casi en su aspecto original.