La Selección argentina de rugby siempre se caracterizó por hacerse fuerte como equipo, más allá de las carencias técnicas o tácticas. Ahora el panorama es opuesto: tiene jugadores consagrados en Europa como Patricio Albacete (campeón del Viejo Continente), Mario Ledesma o Martín Scelzo (ambos monarcas del torneo francés) y resulta que lo que falta ahora es justamente un conjunto. Que el técnico, Santiago Phelan, sepa armar lo que hoy por hoy parecen Los Pumas: un rompecabezas.

Desde la asunción de Tati, post tercer puesto en Francia 2007, la Selección jamás se encontró con su juego y menos con los resultados. El test match del sábado marcó un signo de preocupación alarmante: otra vez los propios penales, como pasaba a menudo en la década del "90, mató cualquier chance de victoria. Otra preocupación es que ante los escoceses en Tucumán, sólo faltaban de los "titulares" Juan Martín Hernández y Gonzalo Camacho. Volvió Felipe Contepomi, la primera línea era de un nivel superlativo y el sucesor de Agustín Pichot, Alfredo Lalanne, respondió en la previa. Pero nada más.

Con la dupla Phelan-Turnes en el mando se jugaron 14 encuentros. Las nueve caídas no preocupan tanto como la falta de idea grupal. Queda un año para Nueva Zelanda, es hora de encontrar las respuestas.