La Copa América llenó de música, de música futbolera, el Estadio del Bicentenario, el que se construyó para que justamente este torneo de selecciones por primera vez en la historia desembarcara en suelo sanjuanino.
Los ritmos de las hinchadas de las cuatro selecciones que protagonizaron los dos partidos llevaron y trajeron de un lado para otro la energía de una jornada que los 22.000 asistentes esperaban que fuera inolvidable.
A las 18,30, cuando ingresó un grupo de niños vestidos de dorado al campo de juego, seguido por otros con los colores de las banderas de Uruguay, Chile, Perú y México, las tribunas (el estadio estaba en ese momento en un 50 por ciento de sus capacidad) se involucraron de lleno con ese show coreográfico que tuvo ritmos típicos de las cuatro naciones, además del folklore argentino. Fueron 20 minutos donde la gente acompañó, mientras crecía la ansiedad por el primer partido.
Aunque los primeros dos equipos en entrar a la cancha fueron Uruguay y Perú, ya se veía que la Selección que iba a ser "local" ayer era la chilena, ya que 15.000 trasandinos estaban repartidos en las cuatro tribunas. Era fiesta futbolera. Los peruanos cantaban "Cruzados, cruzados" y el "Vamos Perú, que esta tarde tenemos que ganar". Mientras que los charrúas se caracterizaron por un grupo que alentó con bombos en la popular Sur que no paró en ningún momento.
Perú se puso en ventaja y también celebraron los chilenos. Uruguay llegó al empate y en el entretiempo el comentario por el frío ya se corría en todo el Bicentenario. También el par de peruanas que, decididas a emular a la paraguaya Larissa Riquelme, eran el blanco de las cámaras de los reporteros gráficos y de todos los que estaban en la popular Sur. El partido terminó empatado en un gol, pero a esa altura, como la mayoría era hincha de "la Roja" la expectativa estaba depositada de lleno en lo que estaba por venir.
Y apareció el plato fuerte de la pasión por el fútbol. Una bandera de Chile de 40 metros por 25 se desplegó en la popular Norte, mientras serpentinas de papel invadían las dos áreas chicas.
Celebración en estado puro, con hinchas de los cuatro países mezclados en las cuatro tribunas. Se gritaron más goles. México se hizo notar con el primer gol y dos Chapulines Colorado eran el centro de atracción en la platea Oeste alta. La sensación térmica era de un grado bajo cero, pero seguía la fiesta al aire libre.
Se escucharon "olee" de los aztecas y el reclamo de "Valdivia" de los trasandinos. La Roja lo dio vuelta. Los sanjuaninos habrán pensado que acá jugarán dentro de poco San Martín y Desamparados. El silbato del final. La desconcentración lenta, buscando calor. La música se iba apagando. La jornada ya era histórica.

