Cuando hay una postura de un seleccionado como el de México de ayer, que se paró con un 4-4-1- rígido y sólo se animó a atacar mediante tiros libres a favor, las llegadas netas de peligro suelen llegar mediante pelotas detenidas. Y los aztecas, que vinieron a esta Copa América con un seleccionado de tercer nivel, pudieron abrir el marcador tras un tiro libre. Pero los chilenos supieron pagarles con la misma moneda, ya que tras un par de centros derivados de tiros libres a favor del combinado de Claudio Borghi pudieron dar vuelta el marcador para ganarlo 2-1.

México sacó máximo provecho de la primera jugada clara de gol. Fue a los 40 luego que los dirigidos por Luis Angel Tena hicieran rápido un tiro libre y el centro enviado cayó en la cabeza de Néstor Araujo. Chile pareció quedar desacomodado con esa jugada previa y lo pagó con el gol en contra.

Chile fue una monotonía constante en busca de tocar y meterse por el medio de la defensa adversaria. No le encontró nunca la vuelta al partido y la llave para sus tantos apreció mediante dos jugadas con pelota detenida a favor. En la primera de ellas y tras un centro, Esteban Paredes apareció por el segundo palo, luego que Humberto Suazo no pudiera empujarla al gol en primera instancia. La clave para ganarlo era el juego aéreo de los trasandinos y así llegó nomás con el frentazo de Arturo Vidal cerca de la media hora del final. Una vez más quedó demostrado que la pelota detenida es un factor trascendental en un fútbol actual que hace de la cautela una declaración de principios. Y también sirve como vía para equipos que apuesta a pararse con las clásicas dos líneas de cuatro y solo "arriesgan" un poco cuando tienen un tiro libre o córner cerca del arco contrario. Gracias a este elemento, en algo se pudo paliar el frío polar que se vivió anoche en el estadio Del Bicentenario.