Lanús y Tigre protagonizaron ayer un partido para el olvido, donde estuvieron ausentes el buen juego, las individualidades desequilibrantes y el peligro sobre los arcos, y por eso, nada más ni nada menos, todo terminó como empezó, cero a cero. Lanús fue un poco más que Tigre, porque por momentos tuvo la iniciativa, pero los dirigidos por Gabriel Schurrer chocaron siempre contra una pared, la que construyeron ellos mismos por su falta de claridad. Para el comprometido Tigre, el punto no le viene mal, teniendo en cuenta que jugó como visitante, ante un equipo que siempre es candidato a pelear arriba. Con este resultado, los dirigidos por Gabriel Schurrer alcanzaron a Racing Club en la cima de las posiciones, mientras que Tigre, muy comprometido con el promedio del descenso, suma cinco unidades.

Fue tan equilibrado el primer tiempo que tanto a Lanús como a Tigre les costó sobremanera llevar peligro al arco rival. Al local, porque no tuvo un circuito de juego aceitado, y porque Mario Regueiro y César Carranza sólo aparecieron esporádicamente, y a Tigre porque no le bastaron las luchas en soledad de Carlos Luna y Ezequiel Maggiolo.