Según explicó en un informe, del lunes pasado, el portal australiano de ciclismo Cyclingcentral, la comisión técnica de la Unión Ciclista Internacional (UCI) adoptará, a partir del 1 de enero del año próximo, un sistema que todos los equipos profesionales de ruta tendrían que cumplir colocando en las bicicletas de sus ciclistas un límitador de vatios por kilogramo.
¿Cómo se haría? Colocando en las ruedas traseras de todas las bicicletas del los conjuntos que participan del World Tour (algo así como la Fórmula 1) un dispositivo desarrollado en el laboratorio que la UCI tiene en L’Aigle, Suiza. Este aparato, que no es otra cosa que un “limitador”, frenará la rueda del ciclista que supere el límite de 6.0 vatios por kilogramo, el límite que según creen los estudiosos del tema marca el pinacuo del desempeño humano sobre una bicicleta.
El dispositivo al que ya han tenido acceso varios medios de comunicación de Australia, Francia e Inglaterra, aplicará un efecto de frenado progresivo de la bicicleta y el corredor.
Esta medida afectará a ciclistas como Alberto Contador, Braddley Wiggins, Chris Fromme y Cadel Evans que son capaces de llegar a 6,8 vatios por kilo durante más de media hora lo que les da la ventaja de soltarse del pelotón durante varios kilómetros hasta llegar a la línea de meta. Una fuente de la UCI, defendió la medida con la siguiente afirmación: “Creemos que eso es aburrido y le resta interés al aficionado promedio. A partir de 2014, las etapas de alta montaña serán más emocionantes, con sprints de veinte o más corredores. Cualquier cosa que podamos hacer para empujar el deporte hacia adelante, incluso frenar a los corredores, valdrá la pena”.
Lo cierto es que sólo limitaran la pasión de los aficionados que elevan al pedestal de héroes a quienes doman la montaña. Aducen que este equilibrio (hacía abajo) atraerá más inversionistas, argumento de endeble y dudosa credibilidad.