Se abrazaban entre medio de llantos de alegría, no lo podían creer. Al instante se escuchó el típico "Dale campeón, dale campeón" en el medio de la cancha. Grito que continuó, cuando se escuchó por los parlantes que se iba hacer entrega del trofeo al campeón.

Los de Sarmiento miraban tirados sin ganas de nada, lloraban sin consuelo, nadie podía contenerlos. Luego los muchachos de Colola semidesnudos dieron la vuelta olímpica tranquilos, sin incidentes, ante su gente. Al final como corresponde fueron a saludar a los de Sarmiento, que no tenían consuelo.

Por otro lado, los iglesianos cuando entraron a la cancha mostraron una bandera que decía "Gracias a Dios estamos todos en este partido".