Cargando pilas. Oscar es el menor de la familia Sainz. Ahora disfruta sus días en San Juan junto a sus padres Juan e Isabel, su hermano Daniel y su ahijada Martina. El defensor tiene muy en claro cuáles son sus metas.

Hace siete días, el espigado defensor central vistiendo la camiseta de Central Córdoba de Santiago del Estero se consagró en el Federal A. Oscar Sainz, a sus 26 años, ya tiene dos ascensos a la B Nacional, pues antes de subir con el conjunto santiagueño había ascendido con Desamparados en el 2011, club en el que surgió. Ahora, de regreso a su provincia, contó de sus inicios, su sacrificio y su mayor anhelo.


-¿Qué significó el ascenso con Central Córdoba?


-Fue algo muy lindo que veníamos buscando mucho. Creo que fuimos justos ganadores del torneo y justos merecedores del ascenso por el increíble trabajo que hicimos. Fue algo muy lindo porque formamos un buen grupo humano, que es importantísimo cuando se quieren lograr grandes cosas.


-¿Y qué es ascender?


-Es algo muy satisfactorio, es el esfuerzo de todo un año para un solo día. Todo el esfuerzo del día a día, los buenos y malos momentos por lo que pasaste durante el año, la felicidad, la locura de la gente. Es un premio que dura muy poco; el fútbol es así, lo bueno dura un instante. Se te pasan imágenes de tu familia, de tu niñez, de tus inicios en el fútbol.


-¿Y qué recordás de esos inicios?


-Momentos lindos. Yo arranqué en la escuelita de Sol Naciente a mis 8 años hasta que el profe (Alberto) Arias me vio en la baby fútbol de Del Bono y me llevó a Sportivo. Y ahí empecé junto a mi hermano y no paré. Uno cuando es niño tiene que disfrutar, es jugar y nada más.


-¿Cuándo te definiste como defensor central?


-Siempre jugué como defensor. Una vez vino un técnico en Inferiores y me puso como "9" pero después volví a ser defensor y nunca más volví a improvisar.


-Y por tu altura tenías pinta de delantero, ¿o no?


-(Risas) Sí, pero decidí ser defensor. Ojo que hice varios goles de 9.

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"Todos tenemos el sueño de jugar en Primera pero muy pocas veces se nos da. Igual tampoco es imposible".


-Volvamos atrás. ¿Cómo es desligarte de tu familia para seguir tu sueño de triunfar en el fútbol?


-Difícil pero te acostumbrás. Yo después de ascender con Desamparados me fui a Uruguay y duré un mes y medio, me volví y me sumé a Ferro, después a San Luis (Juventud Unida) y después a Ferro otra vez. Me fui acostumbrando a desprenderme de la familia, de los amigos. Al principio te cuesta mucho, extrañás, pero tenés en la cabeza que si estás haciendo todo eso es por algo.


-¿Ese sacrificio que venís haciendo son los frutos que ves ahora?


-Sí, por eso lo valoro. Te vas dando cuenta que todo el esfuerzo vale la pena, que cada día que pasa que no estás con la familia se hace valer; lógicamente que no todo es color de rosas, hay momentos que la pasás mal pero también tiene sus buenos ratos lindos.


-¿Metas por cumplir?


-No sé si tomarlo como una meta, pero un sueño es jugar en Primera, es el sueño de todo jugador pero muy pocas veces se nos cumple. Creo que se consigue con el día a día, con el entrenamiento diario, con el sacrificio, con perseverancia y fuerza de voluntad. Es un conjunto de cosas que se tienen que conjugar para que ese sueño se haga realidad. Pero no es imposible.

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OSCAR SAINZ X 3


"¿Si alguna vez pensé en largar todo? Cuando me lesioné en Ferro en marzo del año pasado, que no pude jugar durante seis meses, tenía ganas de volverme a casa. Son cosas que te desmotivan, pero gracias a Dios nunca pensé en dejar el fútbol".

"No me costó mucho la adaptación en Santiago del Estero, es una linda provincia, la única similitud que tiene con San Juan es el calor que por ahí se hace insoportable. Tiene lugares lindos y es muy tranquilo, muy familiar, estoy cómodo y eso es lo importante".

"Empecé en una baby y después me llevaron a Sportivo, arranqué con mi hermano que después volvió a Del Bono. Quizás si nunca hubiese ido a Desamparados hoy sería hincha de Del Bono, si vivo más cerca de la Esquina Colorada que de Puyuta".

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