Cuando llegó a San Juan en plena pretemporada, Pablo López venía con los antecedentes necesarios como para sumar a un grupo que quería revancha y ascenso cuanto antes. Se ganó su lugar en los amistosos y a la hora de jugar, respondió. Ayer, contra Sarmiento, volvió a demostrar que jugar en el Hilario Sánchez le sienta bien porque en tres de los cuatro partidos que jugó San Martín en su estadio, Pablito estuvo presente en el marcador. Cuando convirtió, San Martín terminó ganando. La excepción fue Banfield, pero antes contra Aldosivi de Mar del Plata y contra Independiente Rivadavia de Mendoza, el platinado marcó y el Verdinegro terminó ganando. Le está faltando, eso si, la aparición como goleador de visitante. Ayer, contra Sarmiento arrancó más picante que nunca. En la primera que tuvo, ganó en velocidad ante el cierre de González y lo cerraron de milagro cuando ya medía el centro para Caprari. En la segunda, esta vez no perdonó. Lo vio Ledesma, lo habilitó, encaró a Ischuck y definió con esa gambeta larga sobre su izquierda para abrir el partido. Después, fue a todas y en el segundo tiempo armó la jugada del segundo gol. Apareció por izquierda, la bombeó al segundo palo para que llegara Leandro González tras el desesperado cierre del fondo de Sarmiento. Antes, había tenido en gol en el rebote en el palo de la jugada de Bogado pero no pudo acomodarse. López se ha hecho indiscutido en el ataque. Lo avalan sus goles y su rendimiento y la prueba está en que ya le cambiaron todos sus socios en ofensiva y se mantiene. Un refuerzo que es eso: refuerzo.