Relajados. Conformes. Descansados. Así afrontaron ayer Lino y Federico Sisterna el cierre de esta edición del Dakar 2013, luego de transitar 8.573 kilómetros en los últimos quince días. Se trató de la habitual ceremonia de premiación de los mejores de la edición y donde, también, se le entrega la estatuilla a cada uno de los participantes que logran finalizar la prueba, catalogada por muchos como la más peligrosa del planeta. Los sanjuaninos recibieron el merecido reconocimiento y al igual que el resto de los 301 participantes que arribaron a destino el sábado por la tarde, al finalizar la 14ta etapa en Santiago de Chile, tuvieron su momento de euforia al transitar la ya célebre rampa.
‘Uno siempre tiene adentro el instinto de competir, pero sabemos que en el Dakar lo importante es llegar. Por eso, el objetivo que tenemos con Federico es dar la vuelta‘. De esta manera, Lino Sisterna dejó en claro el objetivo cuando partieron desde Lima, Perú, el pasado 5 de enero. La misión fue cumplida e incluso con el plus de terminar este 2013 en la ubicación 50 de la general, superaron el puesto 67 de la edición anterior. De hecho, en la quinta etapa, cuando el parcial unió Arequipa (Perú) con Arica, ya en suelo chileno, se destacaron por la colocación 36, siendo la cuarta mejor desde que los Sisterna participan desde hace tres años en el Dakar.
Las dunas del desierto peruano resultó el escollo más duro de superar. Lino no dudó en remarcar que ‘voy a soñar con ellas‘. La falta de competencia en terrenos tan complicados como esos provocó que en el arranque del Dakar debieran sufrir en algunos tramos. En nuestro país, el buggy Fast & Speed tuvo un andar bueno y de regreso a Chile las actuaciones también resultaron satisfactorias. Un dato no menor resultó que para este 2013, Lino tuvo de navegante a otro de sus hijos como Federico y no a Juan Pablo, quien lo había acompañado en las tres ediciones pasadas.
Se terminó el quinto Dakar en tierras sudamericanas. En un año vuelve la aventura.