Lionel Messi, ya recuperado de un desgarro en el bíceps femoral de la pierna izquierda, ingresó en el segundo tiempo en lugar de Andrés Iniesta y estuvo cerca de darle la victoria al Barsa, en dos remates que fueron desactivados por el arquero belga Thibaut Courtois. Pero el encuentro jugado en escenario “Colchonero” apenas superó el calificativo de aceptable y terminó igualado 0-0. Atlético, fiel al estilo que impulsa su entrenador, mordió en todos los sectores de la cancha: presión bien arriba e intención de sorprender con Arda Turán surcando por la banda derecha. El equipo del Tata Martino asomaba asfixiado. No podía hacer prevalecer el tradicional circuito de circulación de balón y le costaba llegar al área rival, en donde el belga Courtouis no tenía trabajo prácticamente.

Al promediar la etapa inaugural, Barcelona se asentó en el campo y neutralizó esa presión que ejerció el Aleti. Javier Mascherano mostró solvencia en el fondo y no dejó mover prácticamente a Diego Costa, que fue cayendo en la intrascendencia.

La entrada de Messi cambió el panorama. Porque el crack rosarino asumió con bríos esa natural tarea de encabezar los ataques de su equipo. A los 4’, el capitán del seleccionado argentino apiló dos rivales por derecha y llegó exigido para rematar, pero sacó un envío que exigió al arquero. Al cierre de la maniobra, Messi chocó su rodilla con la de Costa y la preocupación invadió, por un instante, a todo el Barsa.

De a poco, el conjunto visitante se adelantó en el campo de juego, logró cierta fluidez en el traslado y empezó a arrinconar a un rival que mostró una rudeza que, anteriormente, no había exhibido. En el tramo de cierre, ni con el ingreso del astro brasileño Neymar, Barcelona pudo quedarse con el triunfo porque le faltó la puntada final. Empate y los dirigidos por Martino se consagraron “campeones de invierno”, apenas por diferencia de gol.