Después de su primera caída al mando de San Martín (ante Arsenal) el técnico Sava entendió que debía mover el tablero. Y su movida, traducida en cinco modificaciones en total (dos de ellas obligadas por las suspensiones de Grabinski y Saavedra) y el regreso a jugar con un clásico enlace como Carrusca, tuvieron sus frutos a la hora de la gran generación de jugadas de riesgo, que si no lo empató se debió en parte a la falta de eficacia.
Pese a sus altibajos, Carrusca comandó el equipo de tres cuartos de cancha en adelante. Se adueñó en buenos pasajes del control del balón y de sus pies se distribuyó el balón de manera criteriosa. El regreso de Núñez le permitió al Verdinegro tener un gran desequilibrio por la derecha de su ofensiva, tal cual había sucedido ante Godoy Cruz. El ex Estudiantes ratificó que es uno de los puntos salientes de este equipo y que en el mano a mano es casi imposible de frenarlo. Con la inclusión de Canuto por izquierda, San Martín contó con un mayor desborde por ese costado, aunque también con un poco más de marca de lo que aportaba García. Claro que la falta de ritmo del zurdo le pasó factura en el complemento y por ende debió salir para el ingreso del Guri. Wagner, esta vez sin la compañía de Cantero en la zona media, se las arregló para quitar bastante y a diferencia de otras veces, entregó el balón rápido y acertado.

