El sólo hecho que la Selección Argentina haya goleado a Costa Rica significa que hubo un cambio. En actitud. De nombres. De esquema. Todo un combo que sirvió para variar el timón sin rumbo que había mostrado el equipo Albiceleste en las dos primeras fechas de esta Copa América.
Y el reconfortado fue el público argentino. Porque esta vez alentó al equipo nacional. No sólo los cordobeses en la cancha sino en todo el país a través de sus televisores. Lo acompañó para que el éxito tuviese la consistencia necesaria para encarar la recta final del torneo. Al fin y al cabo la más importante.
El técnico argentino había pedido paciencia y en este momento hay que darle la derecha. Claro, ahora se tendrá que armar más todavía, porque el sábado, en Santa Fe, cuando juegue en uno de los cuartos de final, lo hará frente a un rival mucho más exigente que el empeñoso pero limitado Costa Rica, al que le ganó cerrando su grupo clasificatorio.
Anoche, Messi, que fue marcado a presión y por momentos hasta con violencia, rindió bien cuando lo tuvo que hacer. Porque metió estiletazos justos. Y el Kun Agüero, por ejemplo, dejó en claro que está dulce para el gol. Higuain, a su vez, contó con varias para convertir pero le faltó fineza en la definición. Di María tuvo despliegue pero por pasajes fue embarullado. Y el tándem Mascherano-Gago en el centro de la zona media cumplió con su trabajo defensivo. Inclusive Gago la tocó rápido y con precisión para generar sorpresa argentina en ataque.
La actuación de anoche no fue brillante pero encontró la consistencia buscada. Argentina se lavó la cara y cumplió. Ahora se viene lo mejor.

