En el fútbol, los números siempre dicen algo. Para bien o para mal, las estadísticas desnudan cosas que en el funcionamiento y en el rendimiento se pueden disimular, pero a la luz de la frialdad de los números no se puede ocultar el sol con un dedo. Y en San Martín ese parece ser el momento porque sin triunfos en 4 fechas, habiendo dilapilado ya una luz de ventaja que era grande y que ahora pende de un hilo, sin pretender ser alarmistas ni mucho más, es indudable que algo está sucediendo en el equipo de Forestello porque en esta recta final del Torneo de Transición ya no hay lugar para las dudas.
Las lesiones parecen haberse convertido hoy en el gran rival de este San Martín. No ha podido repetir formaciones en los cuatro juegos pero tampoco han sido cambios radicales los que probó el entrenador. Cambió mucho pero no en el fondo estructural de un equipo que sabe a lo que quiere jugar y que parece haberse estancado en una meseta en la que los rivales le encontraron la vuelta. De visitante, perdió los dos últimos y ese dato no puede pasar desapercibido porque resta camino por andar y afuera de San Juan para intentar llegar otra vez a Primera División. Las cuentas cierran apuntando a que de local se gane todo o la gran parte, pero San Martín no ha podido repetir faenas letales en Concepción. La búsqueda de esa identidad es la que tiene que ser urgente. Recuperar su ADN, encontrar su mejor versión futbolística y encauzar una campaña enorme a la que los números la sostuvieron antes y que hoy la están desdibujando. Depende de San Martín, solamente de San Martín.