Karting, motociclismo y rally cross country. Desde niño que el mendocino Leonardo Stella vive el automovilismo con pasión, así que cuando se recibió de arquitecto combinó sus dos facetas. Es uno de los pocos arquitectos del país especializado en autódromos y fue el encargado de diseñar el Circuito Villicum San Juan. Conoce cada rincón, cada pendiente en las ondulaciones, hay dos curvas que ya bautizó y sabe de memoria hasta los distintos radios de giro de cada una de las 17 curvas que tiene la configuración más larga de la pista. “El autódromo El Villicum fue diseñado para dar buenos espectáculos y que las carreras se definan en la última curva”, dijo.

En la cuenta regresiva rumbo a la presentación del Mundial de Superbike del 12 al 14 de octubre, Stella habló en exclusiva con DIARIO DE CUYO. Parado en el ingreso a la recta de paddock, el expiloto y arquitecto dijo que los desafíos más grandes fueron el impresionante movimiento de suelo, correr contra reloj con los plazos de obra y superar las inspecciones de la FIM y la FIA, las federaciones internacionales de motociclismo y automovilismo para lograr la homologación como autódromo Grado 2, es decir, que puede recibir cualquier categoría del mundo excepto la Fórmula 1. “A este nivel, las inspecciones se basan en milímetros, en los que no se puede fallar. Para tener una referencia de la complejidad, la tolerancia entre la altura del pasto y el borde de la pista es de un milímetro”, graficó el profesional.

Stella indicó que hay un aspecto de la obra que a medida que pasa el tiempo cobra más dimensión, el movimiento de suelo. “Todas las ondulaciones del circuito son artificiales, es decir que fueron meses y meses de mover tierra. Desplazamos 700.000 m3, es una enormidad. Y lo hicimos en tiempo récord”, apuntó. Para tener una idea de lo que este trabajo representó, sería como colocar tierra en cualquier manzana de barrio (con cuadras de 100 metros) y elevarla en un cubo imaginario hasta 70 metros.

“Los cambios de nivel entre la parte más alta y la más baja fueron variando a lo largo de la obra y generados a la fuerza. La homologación obligó a nivelar paddock, que tenía una pendiente de 2,5; y aprovechando ese movimiento de suelo, incrementamos ondulaciones y generamos muchos frenajes ciegos”, repasó.

En tanto, adelantó que ya hay dos curvas que tienen nombre, algo común en los autódromos. “La unión de las 15 y 16 se llamará Chiche Cardarella (NdR: leyenda viva del motociclismo argentino), porque cuando nos visitó, fue en esa curva que después de recorrer la pista me miró y me dijo que el circuito estaba espectacular. Para mí, que el piloto de motociclismo más grande del país dijera eso fue el mejor elogio”, relató Stella. Y la otra es una interna, que tiene una depresión de 7 metros. “Es una de las mejores curvas y en una visión plana, parecerá que el piloto se hunde y vuelve a salir, extremadamente vertiginosa e ideal para el sobrepaso. La modifiqué en el camino y para eso cavamos un pozo de siete metros de profundidad. Me dijeron que estaba loco y que parecía que estaba haciendo una laguna para los patos. Lo increíble es que una vez terminada la excavación vino una lluvia muy grande y se inundó, así que parecía un lago; por eso se llamará Curva de los Patos. Por supuesto que ahora tiene todos los drenajes y es imposible que vaya a pasar algo así en caso de lluvia”, reveló el diseñador.

—— Epigrafe Inicio ——
A fondo. Leonardo Stella es el arquitecto que diseñó el autódromo. Vive los días previos a la inauguración con ansiedad. Ya había trabajado en otros proyectos de remodelación de autódromos en el país, pero nunca en uno tan grande y desde cero como el de Albardón.
—— Epigrafe Fin ——

Desnivel

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Metros de desnivel tiene la parte más alta de la pista (curva 17) con la más baja (curva 7); creado en forma artificial pues el terreno no lo presentaba.