1- Para los sanjuaninos, el Diferimiento Pepsi, camino a Santa Clara, se mostró como el primer punto de contacto de la gente con el Dakar. Llegar no era sencillo pero el desafío entusiasmó a todos y desde El Acequión para arriba sobraron postales de lo que puede mover esta pasión inexplicable. Las condiciones del terreno, que en esta parte del circuito se ofrecía a la carrera mucho más cerca del espectador pues estaba a solo metros de la zona de estacionamiento, favoreció la elección de este primer foco de atención. Así, las pequeñas barrancas que bordeaban el río seco por el que bajaban desde Santa Clara, terminaron siendo plateas preferenciales para recibir en suelo sanjuanino a la troupe del Dakar. Si bien no fue escenario colmado, sobró platea para que el rally tuviera el marco que se merece por la calidad del espectáculo y por toda la inversión que se hace para poder concretarlo. Este puesto de espectadores tuvo a favor la chance de que a muy pocos metros de la ruta de acceso hubiera contacto directo con los competidores lanzados en pleno ritmo de competencia. Ese fue su punto fuerte. En contra le jugó tal vez haber sido el puesto de observación más lejano de los que estaban en oferta desde el Gran San Juan. Pero lo innovador de su naturaleza y la chance de ver muy de cerca a todos, lo pusieron en un lugar privilegiado para los amantes del rally Dakar en San Juan.
2- El camping de El Pedernal se ganó el rótulo del clásico más popular de todos los puestos de observación para los sanjuaninos, desplazando en esta ocasión a lo que antes mostraba la Quebrada de La Flecha. A los pies del camping del sector oeste de Sarmiento, desde muy temprano se pudo observar enorme movimiento y en el ingreso mismo al predio, ya se colmó toda la capacidad de estacionamiento. Le jugó a favor para ser el escenario de mayor convocatoria, la posibilidad de ofrecer algo de sombra en sus instalaciones y además, un acceso fácil desde la ruta que une Los Berros con Pedernal, mucho más cercano que el puesto de El Acequión, al que lo distanció más de 15 kilómetros, con mucho ripio. En contra tuvo a la distancia no menor que debían hacer los espectadores para poder acceder al costado del circuito, causando las incomodidades lógicas del traslado de todos los pertrechos para poder mitigar el calor y disfrutar del rally. Así y todo, el Camping terminó siendo el escenario estrella ya que además ofreció la chance de ver a las cuatro categorías del Dakar juntas, cosa que también sucedió en El Acequión pero que no fue posible en la Flecha. Pedernal cumplió con lo suyo y entregó la mejor postal de todas en el rubro de los respaldos populares para la carrera más difícil del mundo. Lejos, se llevó toda la gente de este paso por San Juan y con mucho mérito.
3- Debido a que por ahí no pasarían las motos y cuatriciclos, porque justo antes tomaban rumbo a Barreal, la Quebrada de las Flechas no contó con el esplendor de público que tuvo en ediciones anteriores.
Pero quienes optaron por acercarse a esa zona de espectadores que era la más cercana desde la capital sanjuanina no se arrepintieron de la elección. Es que la zona de espectadores estaba emplazada justo antes de la propia Quebrada, por lo que aprecia entre dos montañas un auto o un camión a toda velocidad, en dirección directa hacia el público. Y a un par de escasos metros tomaban una curva de casi 90 grados para luego trepar por un sendero y ’perderse’ junto al cordón montañoso.
Como era la última área de contacto con el público antes de culminar el especial en ’El Cerrillo’, los vehículos mostraban sus intenciones. Los primeros de cada categoría transitaban a máxima aceleración, mientras que aquellos que llevan como objetivo completar el recorrido se permitían algún saludo o un toque de bocina para compartir la alegría por estar my cerca de arribar a la línea de meta.
Como el público se ubicó principalmente sobre el lecho del río seco, es que gasebos, sombrillas y gorritos le dieron su toque multicolor a ese racimo humano viendo hacia la montaña, esperando que aparezca un nuevo competidor.