Locura. Marc Márquez y su equipo celebran el título, el séptimo del español y el quinto en MotoGP.

El español Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V) supo esperar su momento para vencer en el Gran Premio de Japón de MotoGP que se disputó ayer en el circuito Twin Ring Motegi y con ello logró su séptimo título mundial y el quinto en la categoría de MotoGP con apenas 25 años, el más joven de la historia en conseguirlo. Su festejo llegó con dolor, pues en un abrazo con su equipo tras finalizar la carrera se dislocó un hombro (arrastra una dolencia) que lo obligará a operarse a fin de año.

En la conquista de Márquez ayudó el error que cometió Andrea Dovizioso (Ducati Desmosedici GP18), fruto de la presión a la que le sometió el español, quien en la penúltima vuelta se fue por los suelos y le entregó en bandeja el título a Márquez. Aunque recuperó la moto y aún pudo atravesar la línea de llegada en la decimoctava posición.

Tras asegurarse el título, Márquez dijo que no quiere ponerse límites. "Ese es el objetivo y la mentalidad de cualquier deportista, no ponerte límites, y para eso trabajas todo el año para conseguir esto y te da más motivación para conseguir el siguiente récord ya que

cualquier deportista cuanto más gana, más quiere. Eso es lo bueno del deporte, si trabajas bien llegan estos momentos, que son los más bonitos de celebrar", manifestó Márquez.

Sin haber terminado la temporada, Marc Márquez ya piensa en la próxima al manifestar que entonces tendrá "la presión de volver a luchar por otro título". "Espero que sea la tónica de toda mi carrera deportiva, pues eso significará que tengo nivel", aseveró el flamante quíntuple campeón de MotoGP.