Martín Palermo es el goleador que parece jamás dejará de sorprender por los métodos que emplea para batir arqueros. Y el aporte de ayer otra vez salió de lo común, ya que doblegó al arquero Germán Montoya con un cabezazo desde unos 40 metros, lo que puede constituir un nuevo récord mundial por el método y la distancia. "Es la primera vez que hago un gol así. Me encontré sorprendido porque justo me vino a mí el rechazo de Montoya. Estaba hasta lo último con el suspenso porque (la pelota) se iba abriendo. Sirvió para ganar y eso es lo más importante, más allá de cualquier récord o situación especial", enfatizó Palermo.

"Traté de darle la mayor precisión posible y tuve suerte de darle la mejor dirección. Tuve suerte que el pasto estaba algo húmedo y picó para terminar adentro", detalló quien siempre se tiene fe y jamás le teme al ridículo cuando la cuestión es de redes ajenas.

Por otro lado, el delantero subrayó que con el esfuerzo y el triunfo el plantel de Boca dejó en claro que "está a muerte" con el entrenador Alfio Basile. Tanto, que ayer Palermo y Riquelme (que están "muy peleados") se fundieron en un abrazo.

"El Coco (Basile) venía muy golpeado, pero creo que el plantel le dio una respuesta de lo que quiere y está a muerte con él. Necesitábamos darle una alegría así", resaltó.

"Desde que terminó el partido del miércoles (con la selección) había que poner la cabeza en el encuentro con Vélez. Hay que sumar en cada entrenamiento y en cada momento", sostuvo.