Buenos Aires, 12 de agosto.- Gerardo Daniel Martino llegó al lugar más ambicionado por todos los entrenadores nacionales, el seleccionado argentino, apenas superado el medio siglo de vida, montado en la vieja escuela del ‘fútbol que le gusta a la gente‘, ese que ahora hace furor cuando el pragmatismo pasa de moda.
El ‘fútbol vintage‘ que desempolvó Pep Guardiola en el Barcelona del que justamente proviene Martino, cautivó al mundo entero, y los primeros en avizorar que por allí iban a transitar los tiempos modernos fueron los alemanes, que adoptaron al técnico español para su emblemático Bayern Munich y trasladaron su impronta a la selección que acaba de consagrarse en Brasil 2014.
Paradójicamente Alemania obtuvo el cuarto título mundial de su historia frente a una Argentina de estilo absolutamente antitético, en la que hizo pie la prédica de Carlos Bilardo y la antigua escuela de Estudiantes de La Plata, por encima de la que en épocas previas supo pregonar César Menotti.
La referencia, que puede parecer anticuada en este avanzado siglo XXI, no lo es tanto si se toma en cuenta que Martino es ‘nacido y criado‘ en Newell‘s Old Boys, justamente donde el ‘Flaco‘ inició su carrera como entrenador secundando al ‘Gitano‘ Miguel Angel Juárez.
Bien dotado técnicamente en su etapa como futbolista, el ‘Tata‘ mantuvo sus principios futboleros contra viento y marea, aún a despecho de dirigir en lugares donde esas características se daban de narices con la historia, comno por ejemplo cuando condujo al seleccionado de Paraguay.
Se adaptó a las circunstancias este rosarino de 51 años (nació el 20 de noviembre de 1962) y trató de adosarle su ideario futbolero a un equipo ‘guaraní‘ al que logró depositar en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010.
Y tan impensadamente reconocida era su identidad futbolística que hasta Argentina se vino el Barcelona para elegirlo, por encima de una amplia y recoleta oferta internacional de entrenadores dispuestos a hacerse cargo del mejor equipo del mundo tras la salida del luego fallecido Tito Vilanoba.
El lugar soñado, el ideal, no turbó a un Martino que había logrado con ‘su‘ Newell‘s trascender las fronteras de un fútbol que nunca pasó a la historia, como muchos intentaron hacer creer.
Y las vueltas de la vida lo encuentran ahora ante una confrontación de propuestas de características inversas a la de los mencionados Menotti y Bilardo, cuando el ‘Narigón‘ sucedió al ‘Flaco‘ para transitar, según la idea primigenia de aquel lejano 1982, un camino absolutamente distinto al anterior.
En aquel momento se pasó del fútbol romántico al resultadista. Ahora es exactamente al revés. Y hasta con el símbolo de la salida de Bilardo como coordinador de selecciones nacionales.
Posesión del balón, traslado paciente, distracción, sorpresa, buen pie en todos los sectores de la cancha, arquero incluido. Esa es la tendencia de estos tiempos del fútbol mundial. Y Martino surge como el técnico apropiado para ello. Después, la historia juzgará el acierto de esta decisión.