Si hay que resumir en una palabra todas las sensaciones y emociones que vivió Pablo Tabachnik entre el pasado jueves 17 y el domingo 20, directamente hay que emplear ‘inolvidable’ porque ese lapso de tiempo comenzó con el nacimiento de su primogénito, Matías, y culminó con el título en dobles y la final en singles del Abierto de Argentina, válido por el ‘ITTF World Tour’, que se disputó en Mendoza.

Estos logros le dan todavía más brillo a la trayectoria de Tabachnik, ya que sólo había un antecedente de un título en dobles conseguido para el tenis de mesa nacional en una competencia del Circuito Mundial y aparte del sanjuanino únicamente el chino nacionalizado argentino Liu Song y Rodrigo Gilabert habían jugado antes una final en singles.

Haciendo una comparación con el tenis, este torneo equivale a un ATP 250 y en cada escalón que fue subiendo Tabachnik, fue celebrando con el símbolo de llevarse el pulgar de su mano izquierda a la boca, el clásico ‘chupete’.

De todos modos, no fue fácil para el sanjuanino haber tomado la decisión de participar. “Creo que por primera vez viví el sentimiento de culpa”, reconoció. Su esposa, Carina García Bueno, no quiso influenciar en la decisión y le dijo que tenía todo su apoyo en lo que eligiera.

Sin dudas fueron horas complicadas para el tenista de mesa de 37 años que venía de participar, también en Mendoza, en el Sudamericano, que se realizó entre el sábado 12 y el martes 15, siendo su regreso a la competencia luego de los Panamericanos de Toronto en agosto.

El miércoles, la pareja fue a un control del embarazo y el jueves a las 7 de la mañana, Carina rompió bolsa. Después del día más feliz de la pareja, Pablo decidió competir. ¿Cómo hizo entonces para conseguir uno de los mejores resultados de su trayectoria con ese contexto? “Logro concentrarme en lo que estoy haciendo y dejo todo el resto de lado en ese momento”, respondió Pablo. Carina asintió con la cabeza y agregó: “El resto del tiempo, desde que se fue, no podía dejar de llorar”. Tabachnik dio un verdadero batacazo en cuartos de individuales, cuando eliminó por un categórico 4-0 al primer preclasificado, el sueco Hampus Soderlund. “Escogí un plan de juego que salió redondito. Los cuatro sets fueron muy peleados, pero favorables”, afirmó Pablo y agregó: “Carina ya estaba en casa y pensaba en volver”. El domingo ganó en semifinal de individuales a Gilabert, luego venció en la final de dobles con Gastón Alto y perdió la final individual en 7 apretados sets. A pesar de los ruegos, regresó a San Juan el mismo domingo manejando su vehículo y ahí sí, la felicidad fue total.

EL FUTURO

En lo que resta del año, Tabachnik no tiene previsto competir en otros torneos que otorguen puntos para el ranking internacional, donde hoy ocupa el puesto 290. Aunque lo que acaba de conseguir fue una importante inyección anímica para para comenzar 2016 con el gran objetivo de participar por cuarta vez en un Juego Olímpico (ya tiene el récord con tres para un sanjuanino) y su intento será en el Preolímpico que se realizará en abril en Chile. Los resultados deportivos le podrán dar otras enormes alegrías, pero es difícil que vuelva a vivir algo similar a lo que experimentó en esta semana inolvidable.