Que se había instalado un clima demasiado extraño no era novedad. Que los clásicos San Juan-Mendoza se han convertido en cuestión de Estado saltó a la vista con el enorme operativo de seguridad que montó la Policía sanjuanina para evitar cualquier tipo de incidentes con el plantel y la dirigencia de Godoy Cruz. Todo el perímetro a más de tres cuadras a la redonda del estadio quedó sellado y sin tránsito, mientras que a los jugadores de Mendoza lo trajeron desde el hotel donde estaban hospedados en Santa Lucía en una combi de traslado de la misma Policía, vidriada, con butacas y hasta cortinas, lejos de las combis que en la edición anterior del clásico utilizaron. Tanto en la llegada como en la salida del predio de San Martín, la escolta fue numerosa. Así, se evitó cualquier tipo de incidentes con los visitantes.
En tanto que con la gente de San Martín, con el público sanjuanino, hubo algunos roces en el final que no pasaron a mayores cuando comenzó la desconcentración y en la Popular Norte se cruzaron entre los mismos grupos de hinchas de San Martín que rápidamente fue resuelto por la fuerza policial. El punto negro quedará planteado en la presencia y explosión de pirotecnia antes del comienzo del partido siendo que hubo mucha requisa y que incluso hubo tareas de inteligencia desde 48 horas antes en las instalaciones.
Pasó el clásico marcado por la máxima y excesiva seguridad con la que se diagramó todo. Eso fue otro punto positivo para el cierre de temporada en San Martín que completó un domingo inolvidable con la victoria que hacía más de 4 años se le negaba de local frente al Tomba pero, además, le mostró al país que cuando se quieren hacer las cosas bien, se puede.

