Con todo el gusto, Fabricio Persia caminará esta semana los 24 kilómetros que ya tiene calculados hasta llegar a Vallecito, donde agradecerá el triunfo que sin dudar ni un segundo, asegura que es el más importante de lo que lleva en su trayectoria deportiva.
Al fin de cuentas será una forma más de festejar la victoria en la séptima fecha de Top Race Series ante su gente, de punta a punta, que lo catapultó a ser el nuevo líder del campeonato y aspirante a suceder nada menos que a Fabián Flaqué como nuevo campeón.
El pasado jueves, 21 de julio, cumplió 28 años de edad. Se hizo el mejor regalo de cumpleaños, uno que venía soñando hace tiempo. Había anticipado que esta carrera era especial para él porque era la primera vez que se presentaba con una categoría nacional en ‘El Zonda-Eduardo Copello’. Puede contar con los dedos de una mano las veces que corrió en el circuito sanjuanino con el Zonal Cuyano y nunca había saboreado subirse al podio ante su propia gente. En la presentación formal de la fecha dijo sin titubear: “Si tengo que hacer una maniobra muy riesgosa, por una mejor ubicación, la voy hacer sin dudar. Será solamente en este autódromo”.
Y la verdad que ayer no le hizo falta. A la carrera la empezó a ganar en la clasificación, cuando fue el único de la categoría que estuvo por debajo del 1m19s. Desde ahí impuso respeto y nunca abandonó la concentración para conducir un gran auto que le preparó el SDE Competición. El Mercedes #71 tuvo un gran ritmo tanto en la serie como en la final de ayer. En la partida, cuando transitaban por primera vez la horquilla los protagonistas, un trompo de Lucas Valle perjudicó a sus dos primeros perseguidores, Gastón Pacioni y Gastón Billeres, quien llegaba como puntero del campeonato a suelo sanjuanino.
Julia Ballario pasó a ser la nueva segunda en la carrera y Persia se iba alejando medio segundo por cada vuelta. En el giro 17, Pacioni pudo superar a Ballario, pero 3 vueltas después se quedaba afuera por un toque con Billeres y el chileno Victor Cornejo pasaba a ser el nuevo segundo. El trasandino no se cuidó bien en la última curva y terminó siendo Alvaro Perlo el escolta definitivo de un Persia que brotó en lágrimas cuando vio la bandera a cuadros y escuchó el festejo en el cerro. Era su victoria y la gente de San Juan también la celebraba como propia.
Por eso todo lo que vino después fue una cadena sin fin de abrazos, besos, felicitaciones y fotos.
Entró al parque cerrado, donde besó el techo del auto que tuvo un gran rendimiento y fueron tantos saludos los que recibió, que se retraso para ir al podio. Allí la sonrisa se le había instalado para no irse en vaya uno a saber cuánto tiempo. Ni siquiera cuando esté por completar esos 24 kilómetros de a pie.

